9/6/08

Repetir de noche lo que pasa de día (I)

Las golondrinas y los vencejos, dos grupos de aves lejanamente emparentados, comparten sin embargo por evolución convergente una morfología y hábitos sorprendentemente similares: Ambos presentan adaptaciones al vuelo rápido y acrobático, como son las alas falciformes y la cola más o menos ahorquillada; crían en riscos y paredes en huecos o en nidos hechos con barro y saliva y son en general muy migradores. Y se alimentan de lo mismo; de lo que se ha dado en llamar “plancton aéreo”, nubes de pequeños insectos voladores. Para capturarlos ambos poseen enormes bocas de pico pequeño, rodeadas de plumillas filiformes que “tejen” una especie de red que cierra los lados de la boca, formando un embudo apto para capturar sus pequeñas presas...
Pero cualquiera que se haya parado a mirar una farola sabe que de noche también vuelan los bichos; y muchos, además. Otro grupo de aves, los chotacabras, se han adaptado a capturarlos. Sus parientes más cercanos son los búhos, pero de nuevo comparten con vencejos y golondrinas una estructura corporal muy similar. Como podéis ver en la foto del chotacabras cuellirrojo Caprimulgus ruficollis de arriba y el vídeo del chotacabras europeo Caprimulgus europaeus capturado para anillamiento de abajo (son éstas las dos especies que tenemos en España), el pico es diminuto y la boca enorme.

Y una curiosidad más: para limpiar la “red de captura” y las presas más grandes y peludas (como muchas polillas, por ejemplo) poseen otra curiosa adaptación, una uña pectinada (a modo de peine) en el dedo III.

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