Hace ya algunos años cometí por despiste el error imperdonable de decirle a los becarios, durante el café, que en 1º de EGB me habían apuntado, entre otras actividades extraescolares, a la escuela de la Real Banda de Gaitas. A los críos pequeños, para que no den la lata y para empezar a distinguir los que tienen oído para la música de la morralla (como yo), los ponen primero a rascar vieiras... y en cuanto dije esto, estalló la chanza generalizada: que si qué otros moluscos entraban en el temario, que si en 5º ya se podía uno matricular en clases de pulpo... en fin. El caso es que ayer salió de nuevo el tema en la conversación, pues mi madre dijo que el año que viene pensaba apuntar a mi sobrina. Ella parece apuntar mejores aptitudes que las de su tío y puede que consiga aprender algo, no sé; la historia derivó enseguida en que mi madre ahora también se ha apuntado a clases de pandereta, y, cosa rara, de repente se arrancaron a cantar mi padre y ella, cosa que yo no recuerdo haber presenciado nunca. Ni eso, ni la canción en concreto. Así que os dejo con O rodaballo...
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