En un estudio científico tipo, se mide el efecto de una serie de factores sobre una variable respuesta. Uno, lógicamente, espera escoger bien esos factores, de forma que pueda explicar la variación en la variable respuesta lo mejor posible: por ejemplo, para entender la variación en la longitud de una lagartija seguramente nos sea muy útil considerar como factor su edad, y no tanto medir la distancia desde el lugar de captura al nido de paloma más cercano. De todas maneras, no se puede medir todo, de forma que la lista de los factores estudiados es forzosamente limitada. Los factores que se dejan fuera, y que uno espera tengan la menor importancia posible, son las "fuentes de error" que impiden que se pueda explicar el 100% de la variación de la variable respuesta.
Algunos trabajos intentan precisamente estimar cómo de grande puede ser ese error, cómo de grande es el efecto de factores que a priori no se suelen considerar en un estudio dado; y uno de esos trabajos me ha llamado mucho la atención: en buena parte de Europa y de Norteamérica hay programas de seguimiento de aves a largo plazo. En España tenemos unos cuantos, alguno de los cuales como el SACRE van acumulando ya sus 15 añitos de existencia, y empiezan a ofrecer valiosos datos sobre tendencias poblacionales de aves (a veces ya no tan) comunes. 15 años no son pocos, pero en otros países programas similares suman ya decenas de años de acumulación de datos, lo que es mucho mejor. Muchos de estos programas buscan que, en la medida de lo posible, sea la misma persona la que se comprometa a visitar año tras año los mismos lugares en las mismas épocas, para que así el error por defecto o por exceso que pueda cometer se mantenga constante; pero con lo que no se contaba hasta ahora en que unos investigadores americanos han metido mano al asunto, es con que la persona en cuestión... envejece. Y a medida que envejece, su capacidad de detectar algunas especies (las de cantos más agudos, las más inquietas, las más discretas...) puede también perder precisión... Y sí, hay un efecto significativo de la edad de los censadores voluntarios en su capacidad de detectar algunas especies. Un efecto no muy importante, pero que debe llamar la atención sobre la necesidad de que haya una buena tasa de renovación entre los pajareros apasionados. Eso.
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