Además de La Cuchara menguante y de empezar de nuevo con la trilogía de Waugh de Espada de Honor, que espero leer ahora de un tirón para que todas las notas a pie de página llenas de spoilers introducidas por el traductor cobren sentido; me entretuve mucho estos días leyendo el segundo libro de Stuart Winter, A birdman abroad, en el que el único periodista (que sepamos) especializado en noticias sobre el mundo del pajareo acumula anécdotas sucedidas durante sus viajes de pajareo fuera de Gran Bretaña; incluyendo cuatro a España entre ellos.
Pero no es de pájaros de lo que os quería hablar, sino de una cosa que descubrí fascinado en uno de los capítulos del libro: el Índice Schmidt del Dolor de las Picaduras, así llamado por su creador Justin O. Schmidt, un entomólogo americano especialista en himenópteros (y en sus picaduras). Dicho índice, con valores que van de 1 a 4, incluye descripciones tan gráficas como las siguientes:
- 1.0. Abejillas del sudor (Fam. Halictidae): suave, efímero, casi afrutado. Una minúscula chispa ha calcinado un único pelo de tu brazo.
- 2.0. Avispón americano (Dolichovespula sp.): rico, cordial, ligeramente crujiente. Algo como pillarse la mano con una puerta giratoria.
- 3.0. Avispa del papel (Polistes sp.): cáustico y ardiente, con un particular regusto amargo. Como cortarse con un papel y echar ácido clorhídrico sobre la herida.
... y nuestro amigo Stuart había sido picado en Panamá por la especie con el dudoso honor de obtener la mayor puntuación en la escala (4+), la hormiga conga u hormiga bala Paraponera clavata. ¿Os imagináis lo que debe de doler eso, no? Pues Schmidt os lo explica: es algo así como "un dolor puro, intenso y brillante. Como caminar descalzo sobre brasas encendidas con un clavo oxidado de 10 centímetros hincado en el talón". Ahí es nada...
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