5/6/08

Y fueron felices, y cazaron...

¡Codornices!
Ayer por la tarde, por romper la rutina del trabajo de laboratorio, fuimos a anillar machos de codorniz Coturnix coturnix a Campo Real, en el marco de uno de tantos proyectos paralelos en los que colabora mi director.
El método de capturarlas difiere del usual para capturar pajarillos, con la red japonesa extendida entre dos palos. Primeramente se detectan machos cantores (el canto de la codorniz es muy característico, y le ha valido multitud de nombres onomatopéyicos); si no cantan, se les provoca emitiendo el reclamo grabado de una hembra. Una vez detectado un macho cantor, normalmente en un campo de cereal, se extiende una red sobre la mies a una distancia prudencial, y se le atrae reproduciendo a intervalos el reclamo de la hembra. El macho encelado suele acudir sin pensárselo dos veces, ora dando cortos vuelos, ora caminando (es más divertido así, porque sólo se ven moverse y apartarse los tallos a su paso, y parece que se acerca un león o un dinosaurio o algo así). Cuando ya el bicho está moviéndose bajo la red, prácticamente delante de las narices de uno, se le asusta, sale volando y se enreda; y ya se le coge sin mayor problema...
Y así se nos fue la tarde. Como suele ser habitual en las jornadas de anillamiento vespertinas, es a última hora cuando se produce un mayor número de capturas. A nuestro alrededor, a medida que se serenaba la tarde, fueron desperezándose los pájaros que habían pasado el mediodía amodorrados por el calor: Calandrias, cogujadas, sisones y las propias codornices primero; dando paso luego a mochuelos y alcaravanes. Todavía no se habían callado éstos cuando comenzaron los chotacabras cuellirrojos, estando ya nosotros de retirada... Pues sí, echaba de menos salir al campo.

Examinando la muda alar

1 comentario:

Vero dijo...

Jo, que envidia...

Besos morriñosos