El lunes fuimos al Mercadona mi hermano y yo, a hacer una compra de lunes normal. El panorama era desolador: Colas kilométricas ante cada caja, gente con los carros a rebosar, estanterías desabastecidas... Y cada día que pasa, peor; ¡llegó la crisis!
Desayunando con Begoña y Alipio veo cada día cómo las columnas de camiones, avanzando impertérritas por las Aes, estrechan cada día su cerco en torno a la capital, impidiendo el tránsito de vehículos y la llegada de nuevos suministros básicos; ¡llegó la crisis!
La Facultad bulle de chavalines que están estos días haciendo las pruebas de acceso a la Universidad. Pululan por todo el aulario, dejándose sus ahorrillos en la máquina de cafés estropeada y preguntándome luego si sé por qué no funciona... “Porque la Facultad se financia con lo que tú metes ahí, chaval; ¿o no sabes que estamos en crisis?”
El día amaneció totalmente soleado y prometiendo una tarde calurosa, pero los nubarrones que desbordan sobre la Sierra avanzan también ellos hacia aquí, augurando tormentas que me impidan de nuevo esta tarde ir a la piscina; ¡llegó la crisis!
Entro como cada día en Internet en la página de las becas: mi solicitud sigue estando “recibida satisfactoriamente” y “en curso”. Sin noticias de resolución, y el verano a la vuelta de la esquina; ¡llegó la crisis!
Desayunando con Begoña y Alipio veo cada día cómo las columnas de camiones, avanzando impertérritas por las Aes, estrechan cada día su cerco en torno a la capital, impidiendo el tránsito de vehículos y la llegada de nuevos suministros básicos; ¡llegó la crisis!
La Facultad bulle de chavalines que están estos días haciendo las pruebas de acceso a la Universidad. Pululan por todo el aulario, dejándose sus ahorrillos en la máquina de cafés estropeada y preguntándome luego si sé por qué no funciona... “Porque la Facultad se financia con lo que tú metes ahí, chaval; ¿o no sabes que estamos en crisis?”
El día amaneció totalmente soleado y prometiendo una tarde calurosa, pero los nubarrones que desbordan sobre la Sierra avanzan también ellos hacia aquí, augurando tormentas que me impidan de nuevo esta tarde ir a la piscina; ¡llegó la crisis!
Entro como cada día en Internet en la página de las becas: mi solicitud sigue estando “recibida satisfactoriamente” y “en curso”. Sin noticias de resolución, y el verano a la vuelta de la esquina; ¡llegó la crisis!
Por todo esto, y por mucho más, está claro que...
Dedicada a D. Eduardo y a los alumnos de Vertebrados del año pasado :-)
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