31/7/15

Milanos urbanos

Me las prometía yo muy felices ayer con lo de "camino del norte, aunque este año no llueva"... llovió durante la noche, y al bajar del tren, ante la humedad, el cielo plomizo y el aire fresco que soplaba, ganas me dieron de dar vuelta, de volver a las noches desvelado por el calor. Pero tiene pinta de ser sólo un bache, apenas unas nubes que despejarán a tiempo para el sábado, y de allí en adelante...
Del tren, en este viaje, me quedé con la sorpresa de ver muchos milanos negros "urbanos". No es raro que los milanos entren en las ciudades, en pos de alguna paloma, rata, gato muerto o contenedor abierto; y más de una vez han salido tales lances en este blog. Pero, sin ser raro, tampoco es frecuente, y por eso hoy me llamó la atención ver casualmente (o no) estas aves volando sobre los tejados de casi todas las villas que pasamos. Al paisaje urbano europeo le faltan más aves rapaces; y no me refiero a cernícalos y gavilanes (y algún halcón peregrino más raro) que entren a los gorriones de los parques, sino a especies mayores, especies amantes de la comida fácil, como buitres y milanos. Antes las habría, cuando las ciudades no estaban tan limpias como ahora, igual que las sigue habiendo ahora en África, Asia y América. En Inglaterra parece que vuelve a haberlos, ahora que a la gente (al menos en Reading) le ha dado por poner no sólo semillas para las pequeñas aves, sino también ¡descartes de carnicería para los milanos reales! Y no me importaría que volviese a ser así.

30/7/15

VdB'15

Si Dios quiere, cuando estas líneas aparezcan publicadas, estaré ya camino de Chamartín, y del norte después. Camino del norte como los cernícalos primillas, que tras criar por los campos de Castilla migran a A Terra Chá, a engordar comiendo saltamontes antes de marcharse a África. Camino del norte como los machos de avutarda, que desertan en masa en estas fechas de las tierras bajas y remontan hasta los páramos del Sistema Ibérico, para evitarles a sus voluminosos cuerpos lo más crudo del verano. Camino del norte, donde todavía quedarán algunos vencejos, pues allí siempre va todo con algo de retraso. Camino del norte, donde aunque este año no llueva, seguro que conseguimos refrescarnos algo. Camino del norte, de Vilar de Barrio. Y el sábado, San Fiz.

28/7/15

No es (sólo) donde puede, sino donde le dejan...

Esta imagen del valle de Oza, de un viaje de hace algo más de dos años, viene muy a cuento de una revelación biológica que tuve este fin de semana...: estaba yo dando un repaso a distintos espacios naturales de la provincia de Ourense, cuando di en pensar en por qué había encinares en Enciña da Lastra... "bueno, porque es el lugar mediterráneo de Galicia por excelencia", me dije, y me quedé tan ancho. Por suerte, me di cuenta al rato de que, para lugares mediterráneos por excelencia en Galicia, teníamos Verín, o la capital incluso si me apuráis, y ahí no hay encinares, sino melojares. Y el clima de O Barco por ejemplo, a tiro de piedra de Rubiá (la localidad de referencia para visitar el parque), es exactamente el mismo que el de esta localidad, y allí tampoco hay encinares... por no hablar de lo "no-mediterráneas" que son las localidades donde crecen los encinares cantábricos, que esa es otra... Otra tenía que ser pues la explicación, y la busqué en el suelo: lo que tiene Rubiá (y Santoña) que no tiene O Barco (o Verín) es un suelo calizo en vez de ácido. "¡Claro! Porque las encinas son árboles típicos de suelos básicos", me contesté de nuevo tan contento, y menos mal que enseguida seguí argumentándome que "... básicos como el ácido suelo de por ejemplo El Pardo, ¿no, melón?". Menos mal que, tras enfadarme conmigo mismo, pude al punto perdonarme y sonreír, al darme cuenta de que si había encinas en Rubiá y en Madrid, no era por el clima mediterráneo o por el suelo; no era por lo que había, sino por lo que no había: robles. Encinas y robles (melojos en este caso, pero carballos también por ejemplo) tienen valencias ecológicas muy amplias de humedad y temperatura, y aunque unos por el lado frío y húmedo y otras por el cálido y seco llegan donde el otro no, lo cierto es que al menos en la Península solaparían potencialmente en muchas localidades. Y en "combate cuerpo a cuerpo", peleando por el mismo espacio el roble le gana a la encina; supongo que porque crece más y más rápido en altura, y termina por hacerle sombra. Pero lo que los robles no toleran son los suelos calizos, que a las encinas, al igual que los ácidos, les dan igual. Y por eso hay encinas en Rubiá: no porque les gusten especialmente los suelos básicos (uno de los pocos lugares calizos gallegos), sino porque precisamente por esos suelos, no hay robles. ¡Y lo contento que me puso darme cuenta yo solito...!

27/7/15

Elefantes de Orbaneja

Entroncando un poco con el tema de ayer de las ilustraciones científicas de bichos que uno no ha visto, me resultó muy curiosa la reseña de la obra Elephas anthropogenus, de Uli Westphal, que leí en Madri+d. El artista estudia cómo han ido variando las ilustraciones de los elefantes desde el final de la Edad Antigua hasta el de la Edad Moderna: un periodo, entre Aníbal y los circos romanos, y la época de los Descubrimientos, en el que Europa no vio un elefante vivo, por lo que un animal otrora relativamente familiar se fue transformando en una especie de monstruo, que se pintaba poco menos que de oídas y a "lo que saliere". Leed la reseña, y la compilación correspondiente de imágenes podéis verla luego aquí. Merece la pena, la verdad.

26/7/15

El sapo del demonio

 Literalmente, además. "Aprovechando el tiempo" en la facultad el viernes, a través de una serie de "clicks" que se iniciaron en la web de este herpetólogo que se parece a Michel Teló no recuerdo muy bien cómo, me enteré de la existencia del Beelzebufo; que se merecía ser dado a conocer simplemente por ese genial nombre. Beelzebufo ampinga resultó ser un representante malgache del Cretácico de la familia Ceratophrydae, la de los sapos cornudos sudamericanos, a los que además se parece enormemente... salvo por el "pequeño" detalle de ser casi cuatro veces más grande, alcanzando los 40 cm de boca enorme y barriga más grande aún. Por Internet abundan las galerías de paleoartistas que, muchas veces con una habilidad sorprendente, ilustran escenas en las que los protagonistas son animales desaparecidos tiempo ha; y sabiendo que los sapos cornudos actuales son unas bestias agresivas e insaciables, capaces de comerse animales casi tan grandes como ellos, la tentación de dibujar una rana gigantesca tragándose un dinosaurio supongo que es demasiado fuerte como para resistirse, y abundan las imágenes tan curiosas y sugerentes como ésta.

Y hablando de "paleoarte", no quería dejar de poner un chiste que he visto en Internet, que alude a las cartelas que en la Wikipedia ilustran a los animales junto a un ser humano estándar para que uno aprecie mejor su tamaño:

¿¡Pero a quién narices saludas!? ¡¡¡CORRE!!!

24/7/15

Riosequillo

En Buitrago del Lozoya, a 75 Km del centro de Madrid, junto al embalse de Riosequillo está la zona de baño del mismo nombre: una piscina enorme, tanto que aunque haya bastante gente uno apenas lo nota; y su césped, sus servicios sanitarios... y con vistas a la Sierra. "Sólo" pudimos ir ocho ayer al final, de los muchos más que lo habrían merecido, pero el cierre de curso becarial nos dejó a todos muy buen sabor de boca... a ver si abrimos aquí el curso en septiembre.

23/7/15

Nasti(a) de plasti

En junio y julio siempre suelen amontonarse las defensas de varias tesis en la facultad, debido al efecto "antes de fin de curso", pero este año el número ha sido notable, y en septiembre (el curso como tal acaba en septiembre) esperamos otras tantas... el motivo es que éste es el último año en que los doctorandos según el Real Decreto del 98 (el mío, el pre-máster) pueden defender, y por eso son tantos los que han apurado a defender tesis que de otra forma se iban alargando indefinidamente. Dos son las que me han tocado de cerca: la de Miren, mujer de Pablo y compañera habitual de cafés, el día tres; y la de Samu, casi marido (¡en octubre!) de Sofi, ayer. La de Miren, que versaba sobre los flavonoides presentes en el café, el cacao y la yerba mate y su asimilación tras la ingesta, me pilló algo más ajeno al tema; pero de la de Samu, sobre interacciones entre polillas y flores a medio camino entre el parasitismo y la simbiosis, sí me enteré más. Me enteré además de por qué las flores de la Silene colorata parecen estar siempre medio arrugadas y secas: no lo están, sino que sucede algo tan sencillo como que se abren de noche y de día se cierran; de noche que es cuando vuelan las polillas que las polinizan (en realidad no es tan sencillo, pero... haber venido ayer a la tesis, jeje). Y me enteré de que este abrirse y cerrarse con el día que comparten con los dondiegos de noche tiene un nombre bien bonito: nictinastia... Y al pensar en los dondiegos, me di cuenta también de que si Dios quiere dentro de una semana estaré durmiendo en Vilar de Barrio. Y este año casi (casi...) ni me importaría que lloviese un poco...

20/7/15

Pajareros de otro tiempo

 En la entrada anterior os hablaba del quehacer cotidiano de los pajareros de Central Park, y ayer tuve ocasión de ver las obras de otros pajareros algo más antiguos: dando una vuelta con mi hermano, terminamos llegando hasta el Caixaforum y visitando la exposición Animales y faraones: el reino animal en el Antiguo Egipto (hasta el 23 de agosto), que contiene un gran número de piezas (pinturas, bajorrelieves, esculturas, objetos decorativos, ajuar funerario, momias...), mayormente del Louvre, que muestran la abundante presencia de representaciones animales en Egipto, trasunto de una sociedad donde, a mayores de la usual interdependencia del hombre con la naturaleza de tantos otros pueblos de la Antigüedad, la asociación de diversas especies con otras tantas deidades hacía que los animales tuvieran una presencia notablemente mayor.

De aquí
Sin llamarme mucho más la atención el arte del Antiguo Egipto, siempre me ha sorprendido el realismo con que se representan las distintas especies, que permite identificarlas sin ningún problema, tanto si hablamos de murales llenos de aves o de peces, como de miniaturas que representan fielmente erizos orejudos (especie que ahora se tiene de mascota, y que ellos se comían). Y por ende, al identificar las especies representadas uno se da cuenta de que son muchas, de que esta gente se había parado a observar, y no creo que hoy en día fuesen de los que salen a la calle pensando que sólo existen "palomas y gorriones". Ya me gustaría que hubiese más biólogos egiptólogos en la Facultad...

19/7/15

El "Efecto Unicornio"

Ayer por la tarde, buscando ni recuerdo qué, me topé con un documental estupendo sobre los pajareros de Central Park:



"Birders: The Central Park Effect" resume en una hora un año de imágenes del parque, de sus aves y de cómo las ven la legión de personas que acude allí a pajarear con mayor o menor frecuencia. ¡Salen muchos pájaros! Iba a decir "por supuesto", pero la verdad es que no es tan fácil grabar pajarillos pequeños y activos como hacerlo con leones perezosos o insulsos elefantes; se ve que ese runrún de que las aves en América son más mansas en general que en Europa es cierto, y supongo que grabar en un parque donde están habituadas al trasiego humano ayuda también... Y salen sobre todo muchos pajareros, de lo más variado, y con los que es muy fácil sentirse identificado. Un par de ellos consiguieron además explicar, como yo no habría sabido hacer, qué es eso que se siente al ver un pájaro nuevo:


“El séptimo (de los gozos del pajarero) es el mejor de todos, es lo que yo llamo el ‘Efecto Unicornio’: cuando llevas incluso poco tiempo pajareando comienzas a familiarizarte con los pájaros a base de verlos en los libros; en las guías de campo o donde sea… incluso aunque nunca los hayas visto al natural, por lo que adquieren una especie de estatus de seres mitológicos prácticamente. Tú conoces el pájaro perfectamente, sabes la pinta que debería tener, aunque nuca lo hayas visto… y entonces, un día, ahí está: real, vivo; y eso, es como si un unicornio apareciese caminando de entre los árboles…”


“Es casi como ver una estrella de cine paseando por la acera: la has visto en fotos, has escuchado todo lo que se dice sobre ella, y eso te da un sentimiento artificial de intimidad con esa persona; y entonces te das cuenta de que es de verdad, de que existe en el mundo real, de que compartís el mismo espacio… de que ¡es que están ahí! Y es así cada vez que veo un pájaro nuevo: te das cuenta de que existen de verdad, que ahí están, tan bonitos y raros…”

... así es. Buscadlo y vedlo, que es bien entretenido. Y salid al campo, que desde ayer resulta patente que empiezan a marcharse los vencejos: el otoño ornitológico acaba de empezar y, quién sabe, cualquier migrante americano despistado puede estar a punto de salir de entre los árboles...

18/7/15

Pfeilstorch

Hoy no escribo yo nada, os enlazo directamente a una entrada muy ilustrativa de otro blog, para que veáis cómo las cigüeñas que viajan como una flecha entre África y Europa aportaron en el S. XIX la evidencia de que las aves migran.
¡Perdón!, ¿he dicho "que viajan como una flecha"? Quería decir que viajan con una flecha...

17/7/15

Métodos pocos, claro

Tras la docencia correspondiente a mi etapa de becario predoctoral, y a la posterior de colaborador honorífico, este último curso sin vinculación legal alguna con la facultad ha conllevado un parón forzoso en mi posibilidad de dar clase. Pero como desde abril vuelvo a estar contratado, dicha posibilidad se ha activado de nuevo, y además para mejor: el curso que viene no sólo puedo volver a dar clase, sino que además formo parte del POD (Plan de Ordenación Docente) del Departamento; dicho en cristiano, que se acabó lo de dar docencia tutelada, apoyando al profesor titular de esa asignatura: seré un profesor "de verdad" de los que entran solitos en el aula. Pocas horas, cierto es, sólo cuarenta, pero cuarenta horas que seguro me van a dar la vida. Esas horas se repartirán entre unos seminarios de parasitología para los alumnos del Máster de Zoología, que ya comentaré cuando llegue su momento dentro de muchos meses; y en lo más inmediato: Métodos en Biología. "Métodos" es una asignatura nacida al rebufo de Bolonia, su mejor obra, la que pretende llevar la transversalidad a su súmmum: básicamente consiste en que los alumnos aprendan todas ("todas" no, las que dé tiempo) las técnicas básicas que un biólogo debería conocer, desde cómo buscar artículos por Internet hasta cómo contar patos en una laguna, pasando por cómo sembrar bacterias, preparar un pliego de herbario o usar un microscopio. Es la asignatura con la que se estrenan los alumnos de primero en la carrera, y por lo batiburrillo que suele resultar no goza de demasiada buena fama: "¿para qué dar una introducción brevísima, y que además se nos va a olvidar, de un montón de cosas inconexas, y que además después volveremos a dar en cada una de las asignaturas 'de verdad' (Bioquímica, Zoología, Genética...)?", parece ser la crítica dominante. Siendo como es de variada, en Métodos meten mano seis departamentos distintos, por lo que a cada grupo de alumnos les dan clase otros tantos profesores....
Y yo, que soy uno de esos profesores, me encargaré si Dios quiere de toda la parte considerada como "Zoología" de uno de los grupos de alumnos, lo que se traduce en unas cuantas clases teóricas, seminarios, prácticas de laboratorio y prácticas de campo. Ya os contaré al llegar septiembre cómo se ve la asignatura desde dentro... espero que no sea la cosa tan mala como la pintan. Dejémoslo en que es "un reto". Uno que me muero de ganas de afrontar.

16/7/15

Diplomacia crustácea

Los periódicos se hacen eco estos días de un artículo aparecido esta semana en Biological Reviews, un resumen de cuyo contenido ya había adelantado su autor principal en Quercus hace año y medio: viene a decir que los cangrejos de río, muy apreciados culinariamente en tiempos en este país, y que desde mediados del siglo pasado corren el riesgo de ser barridos del mapa ante el empuje de los dos cangrejos americanos introducidos en España y la enfermedad mortal que le trasmiten; no sería oriundo de estos lares, sino que a su vez habría sido introducido desde Italia en el S. XVI, como ¡un regalo personal de Francisco I de Médici a Felipe II! A partir de dicho momento habría ido colonizando toda la región como buena especie invasora que fue, como luego harían sus primos americanos, modificando de una forma que nunca podremos llegar a saber unos medios acuáticos que al menos desde las últimas glaciaciones habían estado libres de cangrejos de río... Y nosotros, hoy en día, gastando no poco dinero en preservar estos cangrejos italianos, cuyo único mérito ha resultado ser el de empezar a invadir España unos siglos antes. A ver si redirigimos esos caudales a la investigación con currucas...

15/7/15

Crisálida

Estos días recalentados y abúlicos me cuesta encontrar algo que me motive lo suficiente como para escribir una entrada. Cuando la mezcla de sueño y sudor se vuelve insoportable y me levanto de la silla para airearme un rato, me quedo a menudo pasmado frente a la ventana del despacho, mirando sin ver los vaivenes de los técnicos que, según el concierto que sea, llenan o vacían la plaza central del Botánico de sillas...
Y mirando ayer por la ventana, recordé que allá por febrero os había comentado el inicio de las obras del "mariposario" (a falta de otro nombre, seguiremos llamándolo así), y que estaría bien enseñaros cómo ha quedado: aunque lo tapan algo ahora las hojas de los árboles, creo que se ve más o menos bien. No se parece mucho a como creí que iba a quedar, pero me gusta el resultado. Habrá que esperar ahora a ver qué meten dentro.

12/7/15

Camellos y caracoles

Igual que os comentaba en la entrada anterior, he tenido hace nada otro sincretismo mental veraniego, del que al final además he salido un poco más listo: por razones postdoctorales que no vienen al caso, estaba viendo un documental sobre Arabia, en el que salió una carrera de camellos. Y por épica que fuese la escena en el documental, incluyendo la música que sonase de fondo, yo no podía dejar de escuchar en mi cabeza avanti tutti, a tutti jorobi...

Y a partir de ahí, todo lo demás: "el loro Bartolo, que toca la flaura con un agujero solo", "¡Qué alegría, qué alboroto, que le ha tocado el perrito piloto!" "¿Y qué tendrá la lata, debajo de la tapa, y qué será será, la lata lo dirá..." ... y tantas otras cosas similares. Y la música de las atracciones y de los puestos de casettes, entre las que destacaba sobre todas las demás ésta:

Y ya vamos llegando al final de la historia. Resulta que tengo una amiga (ejem, ejem) que lleva años haciéndose eco de un bulo que circula por ahí, y no se casa de decir a quien quiera escucharla que lo que dice la canción no es "watameri consul" (o lo que sea que cada uno escuche, jeje), sino "what a very good soup, y así todo tiene sentido" ¡¡!! Ya, ya sé que parece imposible, pero no hay quien la baje de la burra... menos mal, ¡menos mal!, que existe una grabación del propio padre de la canción explicando qué es lo que realmente dice... Ea, ya sois, como yo, un poco más listos.

10/7/15

Garbanzos y gaios

Garbanzos
Disfruto comiendo cosas distintas, pero en general el aburrimiento que me produce cocinar no compensa el posible placer a descubrir, y si de mí depende vivo tan tranquilo a base de una serie de platos la mar de simples. Las pocas veces que coincidimos en casa, normalmente es mi hermano el que se ocupa de cocinar, y al que se le da mejor ensayar innovaciones. Pero como esta semana está de vacaciones con el resto de mi familia por la Costa Brava, pues me animé a preparar faláfel un día.... con resultado incierto, ya que no suelo preocuparme mucho de seguir al milímetro las recetas de cocina. La masa pasó del marrón al violeta y después al verde, al son de los distintos ingredientes; y después al pardo tras quemarse en la sartén. Pero sorprendentemente manteniendo un sabor bastante agradable...

Y un arrendajo comiendo garbanzos
Se unieron en mi cabeza los experimentos con garbanzos y el verano, y acabé yéndome por las ramas, recordando las veces en que mis abuelos los sembraban en Vilar de Barrio. Los recuerdo como un cultivo un tanto inútil, porque daban un rendimiento por mata bastante bajo y además no se plantaban más que dos o tres hileras, por lo que al final, después de debullar las vainas, no creo que sacáramos en limpio mucho más de un par de kilos; un entretenimiento, como quien dice. Pero las hileras de garbanzos representaban para mí un entretenimiento real, una fuente de emociones para el naturalista en ciernes, pues localizándolos no sé muy bien cómo desde las entrañas del bosque, los garbanzos representaban un reclamo casi irresistible para los arrendajos, los gaios, aves cuyas observaciones se cotizaban mucho en mi niñez por lo grandes, coloridas y huidizas; y que atraídos por esta leguminosa dejaban la espesura y venían hasta la huerta de casa... hasta que alguno de mis abuelos los espantaba gritando por la ventana, y me recriminaba a mí estar mirando como un pasmarote cómo se comían los garbanzos sin hacer nada... algo sí que hacía, supongo: incubar las entradas futuras de este blog.

8/7/15

Arroyo de la Angostura

 El cauce que desagua de la laguna de Peñalara, engordado por los aportes de distintos arroyos menores, recibe ya pasado Rascafría el título de río, con el nombre de Lozoya. Pero antes, cuando todavía discurre bajo el Puente del Perdón junto al Monasterio de El Paular, sigue conociéndose con el nombre menos pomposo de arroyo de la Angostura.

Tras bajar de Peñalara, y después de comer, la tarde se convirtió en un festival de bichos y plantas que sería demasiado tedioso de contar al detalle; todos relacionados en mayor o menor medida con la humedad de la zona. El valle del Lozoya, que atraviesa transversalmente el norte de la Comunidad de Madrid cercado por cordilleras de no poca altura, conserva el frescor mucho mejor que las tierras más al sur, y por ejemplo árboles norteños como los abedules, que en otras partes de la Sierra aguantan a duras penas, crecen aquí lozanos junto al arroyo.

Estas hepáticas, de especie para mí desconocida (adenda: ya sé qué es, es del género Marchantia), extendían también sus paragüitas a la vera del agua. Estas estructuras son en realidad la generación esporofítica de la especie, que en los briófitos, al contrario que en las plantas "superiores" (traqueófitos) representa la "generación débil", supeditada al gametófito, que es el que crece en forma de lámina... pero no me voy a meter más en explicar la doble generación sexual y asexual de las plantas, que no es cuestión de desarrollar aquí en un párrafo lo que ocupa sus buenas horas en la Botánica de la carrera... 

 No tengo ni idea de cuál es la hepática anterior, pero en cambio esta orquídea, que crecía con cierta abundancia bajo los árboles del soto, estoy razonablemente seguro de haberla identificado correctamente como Dactylorhiza elata.

 Es una especie tremendamente variable, y plantas con las flores lila, rosa pálido y blancas crecían hoja con hoja.

 De entre las muchas mariposas que vimos a lo largo del día, sólo esta Zygaena se dejó fotografiar a gusto, entretenida como estaba con las flores del yezgo (Sambucus ebulus). Si os apetece saber cuál es podéis probar con esta sencilla clave que recoge las "apenas" 25 especies de Zygaena ibéricas. Y me comentáis a ver a qué resultado llegáis, para ver si coincidimos...

 Poca duda cabe en cambio a la hora de identificar al lagarto verdinegro Lacerta schreiberi, endemismo del NO ibérico que en el Sistema Central busca las zonas más umbrías como la cierva las corrientes de agua. Vimos dos hembras, tan tranquilas que se dejaron fotografiar sin problemas, y un macho que en cambio no quiso ponerse a tiro; aunque no tengáis pena, que ya se habían difuminado bastante sus espectaculares galas nupciales.

 En el propio río encontramos otra especie nueva y curiosa para mí, pero a la que no pude sacarle foto tampoco: cangrejos señal Pacifastacus leniusculus, la especie introducida y también americana que sustituye al cangrejo rojo en las zonas así más de montaña.

 Una culebra viperina Natrix maura, la especie de culebra que más veces veo a lo largo del año (como se aprecia por el número de veces que sale en este blog), y que además encontramos el domingo en grandes cantidades. Peces desde luego no les faltaban, pues el río bullía de cardúmenes de cachos entregados a la freza...

 Este otro ejemplar en cambio no parecía ni frezar ni hacer gran cosa con su vida...

Ya para cerrar, muchas gracias a Andrea y Álex, Marly y Manuel, por sacarme de casa a ver tantas cosas bonitas. Que no sabéis lo que se agradece...

7/7/15

Primavera serrana

 Aunque seguramente no falte mucho para que llegue el otoño a El Corte Inglés, lo que acaba de llegar a la Sierra es la primavera. Allí subimos el domingo, como miles de madrileños más, hasta la laguna de Peñalara, a disfrutar de las temperaturas mucho más suaves que las de la capital, a cambiar el pardo por el verde.

 Por el verde y por las flores: empezando por esta Campanula herminii, endémica de las montañas de la mitad sur de la Península y que crecía allí donde algún arroyuelo escurría entre las rocas.

Siguiendo con esta Linaria nivea, de distribución todavía más restringida que la Campanula, al Sistema Central y la Sierra de Guadalupe, pero más abundante en los bordes de los caminos que la especie anterior.

Y terminando con la genciana amarilla Gentiana lutea, que con ser la de distribución más repartida, por las montañas de media Europa, era la más escasa de las tres flores que os enseño hoy, pues apenas sí vimos dos pies.

Vamos con algún bicho: tras llegar volando torpemente y aterrizar en un borde del sendero, sobre este cerambícido se abalanzaron unas cuantas hormigas rojas, de las que consiguió librarse a duras penas. La cubierta externa de casi todos los escarabajos es gruesa y está muy pulida: esta especie de armadura medieval les hace moverse con torpeza, pero les salva de los aguijones y mandíbulas de estas cazadoras formidables y de tantos otros merodeadores.

De alguna lagartija que otra les salvará también. Vimos tres especies en la montaña: nada más empezar a andar, en la pared del centro de visitantes, una lagartija ibérica noroccidental Podarcis guadarramae, explorando los límites de la distribución altitudinal de su especie.

Las más abundantes fueron las lagartijas roqueras P. muralis, la lagartija típica de la España más norteña y de las partes altas del Sistema Central, que se distingue medianamente bien de su pariente de arriba cuando se les puede ver la garganta, mucho más coloreada en esta última especie.

No vimos en cambio muchas lagartijas carpetanas Iberolacerta cyreni, y las pocas que vimos resultaron ser además muy huidizas. Me fastidió, pues esperaba sacar mejores fotos de los machos más verdes, como el de la imagen.

Llegando ya hasta la laguna, enseguida nos salieron al paso los acentores comunes Prunella modularis de la zona, más que acostumbrados a hacer monerías delante de la gente para mendigar alimento.

Y con esta vista de la laguna cierro la entrada de hoy. Aunque no subimos demasiado pronto, la verdad es que subimos y bajamos bastante deprisa. Y nos vino bien, pues algo más abajo en Rascafría nos quedaban aún muchas cosas por ver y por hacer...

6/7/15

Un biólogo y becario por tierras del Cid

 Por el agujero a modo de ventanuco (¿fue realmente una ventana, en tiempos?) del único lienzo de mampostería que le queda en pie al castillo, se intuye un paisaje que, aunque podría corresponder a muchas regiones de España, casa bastante bien con la idea que uno tiene de Castilla la Vieja.

 Y en Castilla la Vieja, y viejo como ella, de topa uno con San Esteban de Gormaz, donde acompañé a Raquel y Vero el pasado sábado, para verlas por última vez antes de que este verano vuelvan a Camboya. Y mientras ellas atendían unas obligaciones laborales, yo me di una vuelta por la villa para ver qué podía ofrecerme.

 Y en el menú del día tocaba, por ejemplo, Románico: empezando por Santa María del Rivero, una iglesuca que, pese al brillo de los recién restaurados frescos del interior y a una serie de edificaciones de nueva planta anejas a su nave, no puede ocultar que lleva ya unos cuantos siglos viendo nacer y morir a los sanestebeños.

 Los capiteles de la galería porticada, para más inri de piedra caliza, dejaban ver bien a las claras el paso del tiempo. Éste me pareció curioso y le saqué una foto, pero al verlo luego en el ordenador creo que le di in situ una interpretación por completo errónea: allí me pareció un ternero mamando de las ubres de su madre, pero ahora creo que lo que tomé por culo de vaca es en realidad cabeza de león, león que se estaría abalanzando sobre el buey del que parece intuirse una cabeza desprendida... nada que ver, ya me diréis; cosas de la erosión.

 Este otro no se conservaba mucho mejor, pero me pareció bastante más claro ver un Sansón barbudo entendiéndoselas con otro león. Y si no es así, que el que sepa me corrija.

 Más Románico: San Miguel, una iglesia aparentemente con la primera galería porticada de Castilla, modelo de todas las que vinieron después. Pero con un siglo más a cuestas que Santa María, de los capiteles poco se salvaba ya.

Y desde lo alto de la mota, con el castillo a la espalda, el curso del Duero, de sus distintos brazos y afluentes, se intuye siguiendo las serpenteantes hileras de chopos que se pierden en el horizonte. Y el río que discurre bajo los 16 ojos del puente de San Esteban da nombre también a la denominación de origen de los vinos que se guardan en las bodegas excavadas en la roca de la propia colina, como la que se ve en primer término...

¿Os extraña ver una entrada tan "cultural", sin un mal bicho que ocupe las líneas -leones aparte-? Bueno, por nosotros no fue, pues antes de comer probamos suerte sin éxito con los halcones de Eleonora sorianos... pero por mucho que nos tire el campo no vayáis a pensar que no tenemos ojos para nada más, ¿eh? Y en todo caso, si es que había algo que compensar, ya lo hice el domingo... para la siguiente entrada lo dejo.

3/7/15

Armas químicas

Aunque el artículo original de Nature es de 1981 ya, yo no me enteré hasta esta semana, y me pareció algo tan sorprendente que creí que se habría descubierto hace nada... la historia, que podéis encontrar aquí desarrollada por extenso y con mucha más gracia, no tiene desperdicio: técnicamente consiste en que las larvas de una especie africana de crisopas, que viven dentro de termiteros alimentándose de sus legítimas ocupantes, liberan a partir de unas glándulas del abdomen unas alomonas gaseosas que tienen un efecto paralizante sobre las termitas (pero curiosamente no sobre otros insectos). Una vez la infortunada termita está paralizada, la larva de la crisopa se la puede comer tranquilamente... Eso "técnicamente". Pero dicho de otra manera más campechana, la larva de crisopa se tira un pedo paralizante en las narices de la termita. Y funciona.

2/7/15

Entretenimiento bimestral

Os dejo con el número de verano (julio-agosto) de EMNMM, con un reportaje sobre uno de los bichos más carismáticos del bosque a cargo de quien ya sabéis. Pero no os perdáis en este mismo número las creaciones de un pavo llamado Klaus Enrique, yo desde luego alucino con lo que da de si la mente de algunos...

1/7/15

Mejor escoger a otro...

 En la lista de investigadores canadienses con los que contactar para redactar conjuntamente una solicitud postdoctoral, me encontré ayer con este pobre hombre:

Sabiendo que al desgraciado le quedan cinco meses justos, mejor pedirla con algún otro, ¿no? No vaya a ser que se prolongue más de la cuenta el periodo de resolución...