26/7/15

El sapo del demonio

 Literalmente, además. "Aprovechando el tiempo" en la facultad el viernes, a través de una serie de "clicks" que se iniciaron en la web de este herpetólogo que se parece a Michel Teló no recuerdo muy bien cómo, me enteré de la existencia del Beelzebufo; que se merecía ser dado a conocer simplemente por ese genial nombre. Beelzebufo ampinga resultó ser un representante malgache del Cretácico de la familia Ceratophrydae, la de los sapos cornudos sudamericanos, a los que además se parece enormemente... salvo por el "pequeño" detalle de ser casi cuatro veces más grande, alcanzando los 40 cm de boca enorme y barriga más grande aún. Por Internet abundan las galerías de paleoartistas que, muchas veces con una habilidad sorprendente, ilustran escenas en las que los protagonistas son animales desaparecidos tiempo ha; y sabiendo que los sapos cornudos actuales son unas bestias agresivas e insaciables, capaces de comerse animales casi tan grandes como ellos, la tentación de dibujar una rana gigantesca tragándose un dinosaurio supongo que es demasiado fuerte como para resistirse, y abundan las imágenes tan curiosas y sugerentes como ésta.

Y hablando de "paleoarte", no quería dejar de poner un chiste que he visto en Internet, que alude a las cartelas que en la Wikipedia ilustran a los animales junto a un ser humano estándar para que uno aprecie mejor su tamaño:

¿¡Pero a quién narices saludas!? ¡¡¡CORRE!!!

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