30/10/07

Ríos con vida

Ayer fotos de bichos terrestres; y hoy de bichos acuáticos. En el Centro Social Caixanova, en la Plaza Mayor de Orense, estará abierta hasta el 25 de noviembre la exposición fotográfica Ríos de Galicia. Tesouros de vida. Las distintas imágenes de animales de nuestras aguas dulces, todas de José Luis González (Marevisión S.L.), son de una calidad excepcional; aunque su valor biológico es al menos discutible, por lo menos aquellas instantáneas claramente preparadas en las que aparece un sapo común engullendo una salamandra rabilarga, o un tritón jaspeado haciendo lo propio con uno ibérico (ni que nuestras poblaciones de anfibios fuesen tan boyantes como para dedicarse a estos menesteres; en fin...). En cualquier caso, merece la pena asistir.
Y dentro de hora y media, Talgo a Madrid...

29/10/07

Vacalouras (ou escornabois)


Aunque diga que me gustan todos los animales (cosa que es cierta), siempre hay ciertas preferencias. Está claro que los pájaros me gustan más que nada, pero entre los invertebrados también tengo mis niños bonitos.
Creo que las mantis religiosas son los bichos que más me gustan, pero los escarabajos gordotes no les van a la zaga: Ya sean cetonias brillando espléndidas al sol de agosto; escarabajos rinocerontes de aspecto antediluviano, peleando por un pedazo de bosta; o los magníficos ciervos volantes Lucanus cervus, como los de las fotos de arriba.
Y en verdad son animales magníficos. Sus larvas, enormes, como pequeños chorizos lechosos, pasan de uno a cinco años enterradas, alimentándose de las raíces de los árboles. Los adultos emergen a principios de verano, y se alimentan de savia y de los jugos que desprende la fruta madura. Las enormes mandíbulas de los machos son un arma de batalla inhábil para cualquier otro menester, por lo que dependen para alimentarse de las heridas que abren las hembras en la corteza, con sus piezas bucales más pequeñas y funcionales.
En la finca de Beni, un antiguo residente de La Estila, crece un viejo manzano en torno al cual cada verano se reúnen decenas de estos escarabajos para comer y reproducirse. Allí ha sacado Jaime las fotos que acompañan esta entrada; me pidió que las publicase, se lo prometí, y he cumplido la promesa. Espero que os gusten :-)
E, para os morriñentos da nenez, un agasallo de parte do tito Xabarín e do tito YouTube...


28/10/07

Las puertas de la Nueva Ciudad/Se abren para ti...

No había escuchado esta canción hasta hoy; no era tampoco demasiado fea...
Poco después de regresar de la aldea supimos que íbamos a tener que volver antes de lo que planeábamos; la tía Isabel, hermana mayor de mi abuela materna, acababa de fallecer. Hace algunos años, cuando vio que los suyos ya no le permitían desenvolverse sola en la aldea, decidió internarse voluntariamente en el asilo de las Hermanas de los Ancianos Desamparados de Orense, donde se fue consumiendo poco a poco hasta apagarse ayer a los 95 años.
Suelen sorprenden estas muertes que, por esperarse de un momento a otro, se le van a uno de la cabeza y se presentan cuando uno menos lo pensaba. Por eso ha sido hoy un día un poco raro, donde nos hemos puesto a comer a la una y media porque mi hermano tenía que volverse a Madrid y nos hemos atiborrado de centollas aportadas por mi hermana Alda, cocido, castañas y tarta de Santiago; porque un domingo en que nos juntamos los ocho siempre es algo excepcional.
No deja de ser un detalle del Cielo que mis últimos parientes cercanos en fallecer lo hayan hecho en sábado; es de agradecer que la Virgen le cierre a uno los ojos con una caricia de madre...

27/10/07

Sonrisas sin afeitar

A medida que se acerca el mes de noviembre y avanza el otoño, un nuevo sonido se añade al sosegado coro nocturno del souto: el golpe sordo de los ourizos al caer de los castaños; la melodía de las noches de luna llena de O Incio en los relatos de Fole...
Cuando el monte vira del verde al ocre, llega la época de recoger las castañas. De pequeño era una de las tareas que menos me gustaba debido a mi arraigado temor por las espinas; hurgando entre las hojas siempre acababa pinchándome con algo. Y además estaba el temor de que el siguiente erizo en caer lo hiciese sobre mi cabeza...
Esta mañana mi madre y yo nos hemos acercado hasta la aldea, y hemos vuelto a casa con una bolsa mediada de castañas; estoy deseando hincarles el diente :-D

26/10/07

Gaudeamus pintxitur

Finalmente, nadie se decidió a venir a disfrutar de unos días en Palma durante el puente de Todos los Santos; y como la semana que viene todos los de mi grupo estarán de congreso en Barcelona, pues para estar yo solo delante del ordenador tanto da que esté en Palma o en casa, así que desde casa escribo ahora...
Dejé atrás Palma, regada por el enésimo monzón de la temporada, y llegué a un Santiago donde la ausencia de nubes hacía del cielo un auténtico campo estrellado. Cuando reservé los billetes no lo sabía, pero tuve la buena suerte de que ayer se celebrara en mi antiguo colegio mayor el acto de apertura de curso, por lo que nos juntamos allí un buen montón de antiguos residentes, con lo que hubo ocasión de entretenerse contando batallitas hasta las tantas. Lección magistral de nivel, Gaudeamus igitur de nivel y pinchos de mucho nivel; inmejorable, para variar.
Hoy llegué ya a Orense a comer, para alegría de mis abuelos, que no sabían que venía. Por la tarde acompañé a mi madre, flamante estudiante universitaria de cuarto ciclo, al acto de graduación de los que habían acabado el curso anterior: De nuevo conferencia, Gaudeamus y viño de honra; ya echaba de menos el ambiente universitario...

25/10/07

Por una vez, buenas noticias

No sé si cuando os lo pedí firmasteis o no... Con este tipo de campañas soy bastante escéptico en general, pero, por una vez (y esperemos que precedente de muchas), hemos triunfado :-).

24/10/07

Ya me comen, ya me comen/Por do más pecado había...

Alguna vez he entrado en el tema de por qué los que saben de letras son cultos y los que saben de ciencias son frikis, pero no me voy a detener ahora en esto. Baste decir que años ha, por emperrarme en este absurdo complejo de inferioridad, llevaba a gala el no haber leído nunca el Quijote, así como alardeaba de haber estado en París tres veces sin ver el Louvre más que por fuera, necio de mí...
Pero fui creciendo y dejando de lado los radicalismos de adolescente, y el verano pasado Homero obró el milagro; cayeron las escamas de mis ojos y descubrí que había vida más allá de Durrell y de Wohl. Este año pues me dispuse a leer con un poco de respeto y un mucho de curiosidad “la mejor novela de todos los tiempos” (o, al menos, eso ponía en la contraportada)...
... Y ha sido maravilloso. En cuanto mi mente se acostumbró a los rasgos particulares del castellano del Siglo de Oro, la cuenta que daba Cervantes de la de las andanzas del Caballero de la Triste Figura fue calando en mí cada vez más hondo, impeliéndome a leer sólo una hoja más, y prolongando esa hoja hasta que me quedaba dormido de puro cansancio, con el libro abierto y la luz encendida. En Madrid, en las sobremesas serenas de la aldea, en las interminables horas en ferry camino de Alhucemas... Amo y escudero me acompañaron, me animaron, me hicieron reír y me instruyeron humana y espiritualmente, cosa que puedo decir de muy pocos de los pocos libros que he leído.
Calculé mal el tiempo que me llevaría leerlo y vine a Mallorca dejando el libro en el capítulo XL de la segunda parte, confiado en que nada más llegar encontraría quién me lo dejase para terminarlo. Pero, ¡oh tragedia, que nadie lo tenía! Perdida ya toda esperanza, al mes de aterrizar en Palma mi jefe rescató unas Obras Completas de Cervantes de su casa, y pude así dar fin a la lectura del texto. Lectura que recomiendo. A todos.
Y ahora... Tengo una serie de ideas en mente, pero ¿qué me recomendáis?

23/10/07

Quemado...

Muchas veces me pasmo del poco interés que tanta gente de mi edad manifiesta por lo que sucede en España y en el mundo, como si el ignorar los problemas los hiciese desaparecer. Sin embargo, a veces es mejor no ver el telediario...

Se me ocurren tantas barbaridades que mejor dejo que hablen otros. Me pregunto si ese primo catedrático suyo es el que le explicó lo de los hilillos de plastilina...
Sin embargo estoy de acuerdo con él en que hay problemas mucho más importantes que el cambio climático:

Sin palabras, realmente. La rabia le hace a uno levantarse del sillón con ganas de pegarle a la tele, pero... Piénsalo un momento y contéstate serenamente: ¿que harías tú si fueses el chico que está sentando contemplando la escena pasivamente? Yo... Prefiero no juzgarle.

Mandarinas


La semana pasada, al ir a la frutería, me llevé un alegrón al ver que ya volvía la temporada de las mandarinas (o mondarinas); una de tantas cosas buenas que tiene el otoño.
Desde pequeño son una de mis frutas preferidas. Solía yo merendar in illo tempore una mandarina y un plátano, y mi hermano aprovechaba para hacerme rabiar diciéndome que comía comida de mono, que él había ido una vez a un zoo y que el suelo de la jaula de los chimpancés estaba lleno de mondas de estas dos frutas... Y ya la teníamos armada, cómo no.
Empieza pues ahora la temporada, y las distintas variedades de este cítrico irán llenando los estantes de las fruterías hasta casi la primavera. Todas ricas, algunas más que otras; pero todas se pelan igual...

22/10/07

Arroz en Banyalbufar


Tras tanta lluvia, es de agradecer que el fin de semana se presentase soleado. El sábado volví a la Albufera, acompañado esta vez por Karina, una física argentina de mi grupo del IMEDEA. No vimos nada fuera de lo habitual, pero siempre es entretenido descubrirle a la gente “nuevos mundos” a través de los prismáticos, ese artilugio mágico que transforma los “puntitos” en pájaros...
Y ayer domingo, tuvimos comida de grupo. Mucha gente desea que llegue el fin de semana para perder de vista por un tiempo a esos compañeros de trabajo que no soporta, pero por suerte para mí estoy en la situación contraria: son todos gente tan maja que ojalá hiciésemos más planes juntos... Pero la diferencia de edades se nota, y los fines de semana los dedican normalmente a descansar cada uno en su casa, por lo que rara vez salen planes como el de ayer. Preparamos un par de arroces en la terraza de la casa de Roger, gozando de sus magníficas vistas sobre Banyalbufar, un pequeño pueblo muy bonito que baja escalonado desde la Tramontana hasta el mar.
En estos temas culinarios abundan los talibanes, por lo que, superado un primer momento de azoramiento por querer y no poder ayudar a conseguir el fuego más perfecto para el arroz más perfecto, me senté sin mas en una tumbona a disfrutar del paisaje, del canto de por lo menos un millón de petirrojos y de los rayos del sol, que ya no calentará por mucho más tiempo... Fuera de casa, en el monte, los madroños estaban ya cargados de frutos... En días así, da gusto estar en Mallorca.


19/10/07

Temporal en tres tiempos

ANTES

El Torrent de Sant Pere (Esporles), a finales de septiembre

DURANTE


El agua sobre los puentes (fotograma de un vídeo)




DESPUÉS




Dos días más tarde, el torrente ya baja limpio

17/10/07

Imaginarium y el Nuevo Testamento

Lc XXIII, 24:
-“Señor, ¿son pocos los que se salvan?”
-“Esforzaos por entrar por la puerta angosta...”


Mt XVIII, 3:
“En verdad os digo que si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos...”

16/10/07

Fin de semana (y II): Fochas con matrícula

El sábado, como tenía planeado, volví a la Albufera. Solo esta vez, porque Lalo estaba enfermo; así que tuve que ir en autobús y conformarme con los prismáticos. Pero, como ya había comprobado la semana anterior, la Albufera es un lugar fantástico, y mereció mucho la pena ir.
Desde los años 90 se han llevado a cabo programas de reintroducción de diversas especies de aves que se habían extinguido en la zona; todos con éxito. Dos de ellas, el pato colorado y el calamón común, son especies bastante abundantes en los humedales mediterráneos de la península. La malvasía cabeciblanca, tras casi extinguirse (en 1977 quedaban sólo 22 en España), logró recuperarse y ahora es también relativamente frecuente. Sin embargo, la focha moruna Fulica cristata, de distribución principalmente africana, sigue siendo una especie en peligro crítico de extinción en nuestro país; su población, aunque aumenta muy poco a poco, asciende sólo a alrededor de 30 parejas. Así pues, tenía muchas ganas de verla, y como podéis ver en las doble foto de arriba no me quedé defraudado: Desde un puente sobre el Canal Gran, apenas a un par de metros bajo mis pies, aparecieron primero dos ejemplares de los liberados, con sendos collares blancos de lectura e identificación a distancia... Y al rato, su retoño de este año, éste ya genuinamente mallorquín :-) ¡Qué preciosidad de bichos, tan parecidas y a la vez tan distintas de las fochas comunes, con esos bultos rojos y ese pico azulado...!
De regalo os pongo aquí abajo la foto de una garceta grande Egretta alba que saqué a través de los prismáticos. Ya he comentado alguna vez que esta ave, escasísima en España hasta los años 90, es cada vez más fácil de ver; e incluso crían ya varias parejas en el Delta del Ebro.

15/10/07

Fin de semana (I): Sóller

El viernes 12 estuve en un tris de hacerle caso a Rajoy y, por demostrar mi españolismo, levantarme tarde, salir a tomar algo y echarme la siesta después de comer... Pero decidí que la Patria podía esperar, y aprovechar el festivo para hacer algo más productivo.
Así que, dejando los pájaros para el sábado, salí a hacer turismo del de verdad. Tras consultarlo, decidí ir a pasar el día a Sóller, y después de visto ir a comer a Valldemossa. Desgraciadamente, a causa del festivo no había disponibles los buses necesarios, así que Valldemossa tendrá que esperar... Sóller es un pueblo situado en medio de la Tramuntana, en una especie de circo abierto hacia la costa y rodeado por los picos más altos de la sierra. De esta forma, hasta que en 1912 se inauguró una línea de ferrocarril (transformada ahora en uno de los reclamos turísticos de la isla), la villa estaba prácticamente incomunicada por tierra con el resto de Mallorca.
Uno de los inconvenientes de viajar sin más compañía que tu ángel custodio y el primer catarro de la temporada (leve, eso sí) es que no tienes a quién echarle la culpa cuando te pierdes... y es que, caminando por las calles seguro de ir directo hacia el centro del pueblo, fui a dar directamente al otro extremo. Pero vino bien dada; desde allí arrancaba una ruta de senderismo que, en apenas 2 Km., me permitió rodear Sóller disfrutando de los vergeles que son las fincas de las possessiós, con sus muros invisibles bajo el tapiz de bignonias rosadas; rebosantes ya de fruta otoñal, de petirrojos y demás fauna alada de la estación.
Ya de vuelta en el pueblo callejeé un poco, vi todo lo que había que ver (que tampoco es que sea demasiado), comí tranquilamente, tranquilamente leí un rato en una plaza, distraído con el ir y venir de los trenes cargados de jubilados teutones sonrientes; y volví a Palma muy contento de la visita.

11/10/07

Atúrdido


Muchas mañanas subo hasta Esporles en el coche de Ana (la doctoranda de mi grupo), que como la mayoría de los imedeos vive también en Palma.
Ana suele dejar el coche aparcado en alguna de las calles o explanadas situadas tras los institutos. Y tras los institutos están también los restos del antiguo canódromo de la ciudad; ahora un solar que mantiene una vaga forma elíptica, invadido por malas hierbas y arbustos. Cuando quedo con Ana sobre las nueve de la mañana suelo acudir algo antes y, desde la verja, ver qué se mueve por allí. La mayoría de las especies que más se dejan ver pertenecen a la familia Turdidae: Todavía quedan algunos rezagados del paso postnupcial, como las tarabillas norteñas o los colirrojos reales; pero estos días lo que más se deja ver son sendas familias de tarabilla común y de colirrojo tizón, instalada una entre los rastrojos del recinto, y otra en las ruinas del antiguo graderío.
Ya en Esporles, por la ventana se cuelan las voces de petirrojos y mirlos, que sobrepuestos ya del torpor estival y animados porque la lluvia ha hecho que la isla reverdezca, saludan al recién llegado otoño con sus cantos territoriales: como cada año, la historia se repite.

10/10/07

Mataharis

Por los exteriores de Gran Vía, Arturo Soria, el Parque del Oeste, la Castellana...
Por las “aletas de tiburón” del carril bus...
Por los laísmos y los ejques...
Por Sin documentos y Maneras de vivir...
Por los rombos del Metro...
Porque “Sabeco tiene precios, bajos, bajos”...
Por los vencejos (¿por qué siempre filmarán en primavera/verano...?)

Porque en vez de hacerme a Mallorca, no hago más que echaros de menos.

¿Más razones por las que no deba volver a ver una película ambientada en Madrid...?

9/10/07

Espacios vitales

Mi habitación (es cutre el montaje, ya lo sé...)


Las vistas desde mi ventana

Mi rincón de trabajo (nunca mejor dicho)

8/10/07

YouTubeando

Aquí podéis ver vídeos caseros del tornado del jueves pasado a fartar. Me gusta especialmente el primero; se ven bastante bien a la izquierda del coche tanto el color como los rayos "sobre las nubes" que intenté describir el viernes. Suerte que tuvo él, que pudo seguir circulando con su coche porque no estaba debajo...

Día de las Aves


El sábado pasado fue el Día Mundial de las Aves, y para celebrarlo decidí quedar con Lalo (el ornitólogo galaico-mallorquín) para que me enseñase el Parque Natural de S’Albufera de Alcùdia, la zona húmeda más significativa de las Baleares, y también una de las más importantes de España. En dicha albufera crían algunas especies muy escasas a nivel estatal, como el avetoro, la focha moruna o el carricerín real (tres especies que deseaba ver, pero que se quedaron -en esta ocasión- en el tintero); amén de ser zona de paso e invernada para otras muchas aves acuáticas.
La jornada comenzó para mí con un viaje hasta Inca por la única línea operativa de tren (un metro ligero, en realidad) de la isla: Palma – Santa Ponça/Manacor. El vendaval del jueves parecía haber seguido el camino de la vía para atravesar la isla, y por todas partes se veían árboles desgajados o desarraigados. En Inca me recogió Lalo, y “atacamos” acto seguido la zona sur del humedal. Tenía una lista mental bastante extensa de especies que esperaba ver, y al poco de llegar se subió la primera a la libreta: Un precioso macho de pechiazul Luscinia svecica. Tras buscarlo infructuosamente en julio en sus lugares de cría en Guadarrama, he ido a encontrarlo en las zonas húmedas donde pasa el invierno.
Empezaba fuerte el día, pero aunque las busqué no conseguí ver ninguna otra de mis especies objetivo. No por ello dejó de ser la del sábado una jornada maravillosa. Poco después de dejar los campos del pechiazul, nos encontramos con tres alcotanes Falco subbuteo en migración, atiborrándose a base de libélulas y descansando en los cables de la luz. Estos preciosos halconcitos hicieron las delicias de Lalo, que tuvo ocasión de grabarlos en vídeo.
Dentro ya del humedal, había aves por todas partes, y lamenté enormemente no tener a mano el telescopio, porque muchos “puntitos” se quedaron sin identificar.
Resumiendo: la Albufera es un lugar precioso, y pienso repetir visita en cuanto tenga la ocasión. Por ejemplo, este próximo puente, ya que no viene nadie a verme...

5/10/07

El color del caballo

Había estado lloviendo toda la noche, y por la mañana todavía Palma estaba cubierta por un denso manto de nubes. Sin embargo, a lo largo de la mañana se habían ido abriendo claros cada vez mayores, y el sol brillaba radiante a la hora del café. La calma que precede a la tormenta; ya que el tópico viene tan a cuento...
Empezó a cubrirse de nuevo, y cuando a las 17:15 Alexia (otra orensana becaria del IMEDEA) y yo cogimos el autocar de vuelta a la ciudad de nuevo un descomunal muro gris se abatía sobre la isla. Acercándonos de nuevo a Palma, como 100 m antes de la rotonda desde la que parte la carretera a la Universidad y a Valldemossa por la cual veníamos, la tormenta se nos echó encima. El día se volvió noche, y acto seguido comenzaron a caer los primeros rayos. Pero no, "caer" no es la palabra adecuada; realmente los rayos parecían brillar por encima de las nubes, como si proviniesen de otras situadas aún más arriba. El cielo cobró una luminosidad irreal; un tono verde amarillento que evocaba recuerdos de enfermedad. Me acordé del cuarto caballo del Apocalipsis, ése cuyo color a veces es traducido como cetrino y otras como macilento; no sabría darle yo un nombre, pero estoy seguro de que es el mismo que el del cielo de Mallorca ayer por la tarde.
Todos los vehículos se pararon. Y comenzó a llover. Y comenzó a soplar. De repente el agua jarreaba con una fuerza inusitada, agitando el autobús e impidiéndonos ver incluso los coches detenidos junto a nosotros. Fueron como diez minutos de tensa espera, en silencio; mirando sin ver nada más que masas oscuras inidentificables que pasaban, fugaces, entre la lluvia.
Comenzó a amainar el vendaval y a aumentar la visibilidad. No fue un águila lastimera si no una garza real la que, venida de ninguna parte, pasó volando sobre nosotros sosegada y majestuosamente, como si la galerna no fuera con ella.
Cuando a las seis de la tarde volvió a amanecer, comenzamos a darnos cuenta de lo que había pasado. Por todas partes había restos de plantas y material de construcción que había salido volando, despedido por el viento e impactando aleatoriamente con los automóviles retenidos en el atasco, rompiendo chapas, lunas, brazos y cabezas. En la rotonda, donde antes había un poste de alta tensión ahora no quedaba si no un amasijo de hierros, caído junto con los cables que soportaba sobre los que tuvieron la mala fortuna de detenerse allí. Grandes planchas de metal habían salido despedidas contra las farolas y, al chocar, se habían apretado en torno a ellas como una pañoleta de aluminio...
De los vehículos, que formaban ya una cola de varios Km. tras nosotros, comenzaron a llegar riadas de curiosos, deseando contemplar el dantesco espectáculo. Pasada media hora, cuando se hizo evidente que el autocar todavía estaría allí retenido largo tiempo, también Alexia y yo decidimos salir del autocar y volver andando a Palma. Junto a la rotonda, donde ya comenzaban a llegar multitud de ambulancias, bomberos y policías; la depuradora y otras naves industriales habían perdido paredes y techos, exponiendo sus interiores al sol que ya volvía a calentar. Tras dar un largo rodeo para evitar la zona donde el tendido eléctrico se había venido abajo, llegamos por fin a la ciudad. Las calles de la zona alta ofrecían así mismo un aspecto desolador: árboles gruesos tronzados como cañas; fachadas reventadas, sin azulejos ni cristales en las ventanas; montones de lodo, hojas y basura en todas las esquinas y atascando las alcantarillas...
Y el resto, ya lo habéis visto en la televisión. Un tornado, 20 heridos, 50 coches siniestrados en la rotonda, 100 m por delante de nosotros... Mallorca; paraíso mediterráneo.

4/10/07

Culling, ergo sum

Uno de los muchos temas con los que trabaja mi grupo es el del estudio de los efectos de los descastes (o culling). En términos de manejo de poblaciones de animales, se denomina descaste a la eliminación de los ejemplares “sobrantes” de una población: Un ejemplo clásico sería el control de una especie depredadora que afecta muy negativamente a otra especie amenazada.
En España, e impulsados por las Consejerías de Medio Ambiente correspondientes, se han efectuado muchas veces descastes de gaviotas patiamarillas basándose en supuestos efectos negativos sobre las colonias de otras aves acuáticas. Y digo supuestos porque muy pocas veces ha habido estudios previos que manifestasen la oportunidad de llevar a cabo el descaste; y hay aún menos trabajos que investiguen el efecto que tales descastes han tenido. Y aquí entramos nosotros... Con resultados curiosos muchas veces, tales como que el efecto depredador de las gaviotas no era ni mucho menos tan grave como se pensaba (pero siempre viene bien tener una cabeza de turco que desvíe la atención de problemas de contaminación o urbanismo que es preferible no airear mucho). O, que en colonias de p. ej. 1000 ejemplares donde se mataban 100, los huecos libres actuaban a modo de “reclamo” para las aves sin territorio; y al año siguiente había 1200.
Os vais a reír. Esta entrada se me ocurrió mientras pensaba que, si bien en Santa Pagèsa no dejan de enterrar gente; no parece que haya menos viejos por la calle...

3/10/07

Un poco de autopromoción

En la Quercus del presente mes de octubre aparece un artículo firmado por mi grupo, relativo a las interacciones entre ratas y pardelas cenicientas en las Islas Chafarinas; es una buena oportunidad para enterarse un poco del trabajo que hacemos... o bueno, que hacen ellos. En este mes no me he levantado mucho de delante del ordenador... Aprovecho de paso para recomendaros la compra y la difusión de esta revista, que es la única obra de divulgación naturalística de calidad que nos queda en este país, y a la que no le vendría mal un mayor número de suscriptores.

2/10/07

Hojas compuestas

Como en todo enclave mediterráneo que se precie de serlo, en Mallorca abundan las encinas y los pinos carrascos. Está además la isla cubierta de extensos campos de almendros, que ocupan tanto las zonas llanas como las laderas aterrazadas, y que imprimen al paisaje un resplandor níveo cuando sus capullos se abren saludando al primer sol de primavera.
Quería fijarme hoy sin embargo en otros dos representantes de la flora de estos pagos, ambos de hoja compuesta; imparipinnada para más señas. Uno es el lentisco Pistacia spp., al que estoy acostumbrado a ver formando matas inextricables de poco más de un metro, que cierran el monte, haciendo penoso el paso sin llegar a impedirlo del todo. Al abrigo de las colinas, y mimados por las temperaturas suaves y la permanente neblina húmeda, puxan (me hace gracia este verbo mallorquín para hablar del crecimiento de las plantas; porque en gallego se dice igual) aquí imparables hacia el cielo, alcanzando sin sonrojo alturas de arbolillo.
Otro detalle de la isla que me llamó la atención es la gran cantidad de algarrobos Ceratonia siliqua que medran por todas partes, más o menos domesticados. Mi primer algarrobo me lo encontré sin embargo hace casi un año, en el Clot de Galvany (Elche), durante la excursión del Congreso de la SEO. Por supuesto, lo primero que hice fue probar el sabor de una de sus vainas: no lo encontré desagradable; recordaba mucho al del fruto del almez, que también está ahora en temporada. Sin embargo, la textura acartonada y seca del fruto, y su indisimulable olor a heces, me hicieron comprender mejor cuánta hambre debió de pasar el hijo pródigo para desear llenarse el estómago de ellos. En Marruecos abundaban también los algarrobos, todos preciosos, como los ejemplares del valle de Bades de la foto de arriba; que resisten tanto los rigores de una sequía casi permanente como las avenidas otoñales del uadi donde sus raíces medio expuestas arraigaron hace ya cientos de años...

1/10/07

Se dio bien; se dio...

El sábado quedé por fin para pajarear sensu stricto. A través de Internet había localizado a Lalo, gallego de Muros afincado en la isla como albañil desde hace 20 años, después de que decidiese no volver a embarcarse tras hacer el servicio. Lalo es un celta modélico, de los que enamorarían a Murguía y a Pondal; pequeño, rubio y con los ojos color azul bandera.
Tras una breve parada en la salinas de Salobrar de Campos (arriba, con Lalo de espaldas), bullentes de limícolas, acudimos al cabo de Ses Salines, extremo sur de la isla, donde nos encontramos con Juanjo y Alfonso. Los tres se autodenominan “raptófagos”, y habían escogido el lugar para intentar captar el ligero paso postnupcial de rapaces a través de las Baleares. No hubo suerte en ese sentido, ya que sólo un halcón de Eleonor se dignó a pasar sobre nosotros, camino de la cercana Cabrera; pero el día quedó de sobra justificado cuando encontramos una urraca. Una urraca, sí; una mísera urraca, pero que por lo visto era la 2ª que se veía en las islas (o por lo menos, los saltos que daban se correspondían con semejante hallazgo).
Bien por la urraca... pero eso, que no dejaba de ser una urraca, y yo no me he venido a Baleares a ver urracas. Así que les dejé esperando a las rapaces que nunca aparecieron, y me perdí un poco entre los arbustos cercanos a la playa. Y hubo recompensa; aunque me pasé más tiempo convenciendo a las garrapatas que me asediaban por docenas de que se buscasen otra presa que atendiendo a los pájaros, finalmente mis tres primeras currucas baleares Sylvia balearica asomaron su preciosa cabecita gris azulada entre las ramas de una sabina mil veces retorcida por el viento de levante.