30/6/14

Pendant ce temps...

... à Veracruz:

a
¡Qué grande, La cité de la peur ! Vedla siempre que podáis. En fin, "pendant ce temps", mientras yo estaba bombardeándoos con entradas pirenaicas, la vida ha seguido en Madrid y en la Facultad, marcada sobre todo por los devenires de diversas resoluciones ministeriales: parece que el funcionariado patrio, al olor de las vacaciones, ha decidido por suerte dejar los deberes hechos y no esperar a "después", y esta semana pasada son bastantes las convocatorias de las que hemos tenido noticia:
- Algunas para mal, como las de las FPU, que le han denegado a los pocos alumnos que conocía que habían pedido. O, afectándome más, la postdoc del MINECO, la única que me ofrecía una opción realista de quedarme en España. He quedado, con 69 puntos sobre 100 posibles, el 119 de 197 solicitantes, jeje; bien mirado esto viene a ser en la parte alta de la curva normal de puntuaciones, así que no me quejo.
- Y otras para bien. La propia postdoc del MINECO por ejemplo me ha alegrado, pues la parte de la puntuación que hacía referencia a mi trayectoria personal estaba muy bien valorada, y eso a uno siempre le sube un poquillo el orgullo. Y me ha alegrado también ver que entre los 15 seleccionados estaba Marta Novo, una antigua doctoranda del Departamento que, tras una trayectoria aquí y fuera brillante, puede ahora volver a Madrid, al menos el par de años que dure la beca. También ha salido la resolución de los proyectos del Plan Nacional de Investigación, igualmente del MINECO, y ésa ha sido la mayor alegría de todas, pues a JPT y compañía les han concedido el que habían pedido, por lo que habrá dinero durante tres años más para que el grupo no esté parado. Y dinero también para que crezca, pues el proyecto viene con una FPI bajo el brazo... 

... un futuro doctorando, pues; relevo para Sofía y para mí. Y para Michaël, al que ya que queda poquito. Un futuro doctorando que dentro de X años puede que esté igual de perdido que yo ahora, pero que espero que por el camino aprenda mucho y disfrute y se apasione más aún. Que sea para el mejor.

29/6/14

Morcillas con patas (¿Cerdeña? No, Cerdanya; y V)

 La mañana del domingo salimos de Bellver tras despedirnos por última vez del perfil del Puigpedrós. Nuestro objetivo principal para el día, el bicho que había que ver antes de dedicarnos a buscar cualquier otro, era el lagarto ágil Lacerta agilis: una especie repartida por buena parte de Europa, pero que en España únicamente aparece en algunos prados de montaña de la Cerdanya y la comarca vecina del Ripollés. Javi tenía muchas ganas de verlo, y yo no tenía menos aunque ya me lo hubiese tachado en Polonia, pues es un bicho bien bonito. Bonito, pero pequeño, pues de largo no mide más que cualquier lagartijilla. Ahora bien, su robustez lo define perfectamente como un señor lagarto; robustez que unida a su irónica poca movilidad hace que muchos por ahí adelante los definan como "morcillas con patas"..

 La primera localidad clásica donde echamos el rato buscándolo fue en la estación de esquí de La Molina; ocupada por unas pocas vacas, a falta de esquiadores. Pero por más que fuimos mirando y rebuscando por la hierba alta y la base de los arbustos no dimos con ninguno. En cambio, uno termina por encontrarse otros tantos bichos que se mueven a ras de suelo...

 ... como una rana bermeja Rana temporaria, la más común de Pirineos...

 ... una lagartija roquera Podarcis muralis...

 ... o un ratón de campo Apodemus sylvaticus, al que no es sencillo sorprender en descubierto. Éste, aunque la verdad no se le veía nada raro, parecía demasiado confiado como para estar bien.

 Tras ir gastando dolorosamente las horas de la mañana, tachando infructuosamente localidad tras localidad, dándonos cuenta de que ya no nos iba a dar tiempo de buscar en otros sitios más culebras verdiamarillas, lagartijas de turbera o libélulas curiosas; decidimos echar el resto en la collada de Toses.

 Muchos lo intentaron antes que nosotros sin éxito, como veis; pero el que la sigue la consigue, y por fin dentro del enésimo piorno revisado algo realizó un movimiento inequívocamente lagartijil...

 ¡Y ahí estaba, el desgraciado! Un macho precioso practicando escalada libre por entre las ramas, lejos de todo alcance. ¡Y encima la única foto que le saco bien me sale con esa rama de las narices tapándole las suyas!

 Este juvenil (el segundo y último lagarto que apareció) al menos se portó bastante mejor, soportando estoicamente las larguísimas sesiones de fotos que solemos gastarnos.

Muy grande no era, como veis, jeje. Tras terminar con el lagarto tocó ya volver a Madrid, no sin antes pararnos, como os conté el lunes, a probar fortuna con los halconcitos. Tres días la mar de exprimidos, ya veis; os he contado tantas cosas que parece increíble que echásemos al final tantas horas en el coche, y contando además con lo perezoso que me estoy volviendo... menos mal que siempre está ahí Javi tirando de uno. Muchas gracias, y a ver si la próxima llega prontito :-)

28/6/14

Al otro lado del valle (¿Cerdeña? No, Cerdanya; IV)

 El río Segre discurre en la Cerdanya, cerca de su nacimiento, en sentido este-oeste, dividiendo netamente al norte Pirineos y al sur las sierras prepirenaicas, que a la altura en que estábamos componen el Parque Natural del Cadí-Moixeró. Como decía ayer, después de comer junto al refugio, bajamos al valle, y tras dejar las cosas en Bellver de Cerdanya, donde pasamos la segunda noche, nos dispusimos ya más desembarazados a explorar un poco las tierras bajas. Empezamos visitando unos estanques acondicionados como parque periurbano que hay en el propio Bellver, junto al Segre...

 Pero no se movía nada, la verdad, así que aguantamos poco antes de tirar hacia Riu de Cerdanya y, desde allí, tirar por una pista a ratos pegada a un arroyuelo que se internaba Prepirineo adentro. Lo más llamativo de estos bosques para un peninsular es la gran variedad de árboles que crecen en ellos (aunque echando un único vistazo al paisaje de la foto uno diría que es un pinar de pino silvestre, y punto). La Península, por ser relativamente cálida y haber permanecido libre de hielo durante las glaciaciones, tiene por norma mucho más de todo que cualquier otro territorio del mismo tamaño de Centroeuropa... de "todo" menos, por ejemplo, de árboles, a los que los veranos lluviosos de días largos les vienen mucho mejor que las sequías estivales que tenemos aquí. De modo que, en un tramito de dos o tres kilómetros, que no sería más, contamos un total de.. ¿diez, doce? (¡maldita pereza para tomar notas en el campo...!) especies de árbol distintas. Y además, muchas otras plantas que en España sólo se ven en (Pre)Pirineos...

 ... ya sea porque son especies centroeuropeas que sólo llegan hasta aquí, como la dedalera blanca Digitalis lutea...

 ... o una de las dos especies de dragoncillo que vimos, el Anthirrhinum latifolium; o porque son especies endémicas de estos montes...

 ... como otro dragoncillo, el A. molle (rupícola éste, no como en anterior, que crecía en el suelo)...

 ... o nuestra queridísima Ramonda, que sin duda tan bien recordáis :-)

 Del arroyo se levantaban continuamente, chocando contra nosotros con su vuelo torpe, enormes moscas de las piedras (creo que Dinocras cephalotes) recién emergidas como imago. Pero el bicho que íbamos buscando era otro...

... el tritón pirenaico Calotriton asper, que me hizo mucha ilusión ver, pues ya hacía muchos, muchos años desde la última vez. Notaréis que la foto tiene un tono extraño; eso es porque la hice ¡desde fuera del agua!, sin molestar al bicho lo más mínimo. Para que veáis qué rehabilitado estoy con lo de no agarrar herpetos, jeje.

Ahora, a lo que no pude resistirme a echar mano fue a estas fresas silvestres, qué remedio... sólo nos quedaba ya una mañana de bicheo con un objetivo bastante complicado, y había que hacer acopio de todas las energías posibles...

27/6/14

El monte de las tres coberturas (¿Cerdeña? No, Cerdanya; III)

 Hay más de un monte en España llamado "de las tres provincias" (el que más cerca me queda ahora mismo es Cebollera Vieja, en Somosierra), por encontrarse a caballo entre tres de ellas... remedando esto, Javi y yo dimos al Puigpedrós el nombre de "monte de las tres coberturas", pues a medida que uno iba ascendiéndolo y recorriendo la meseta de su cumbre, la cobertura oscilaba entre la española y los SMS de roaming desde Andorra y Francia...

 Tras irse despejando a lo largo de la noche, el día amaneció así de esplendoroso. Y además descubrí que una de las dos duchas del albergue sí tenía agua caliente, y desayunamos además en abundancia... empezando así de bien, emprendimos el ascenso con ganas.

Lepus europaeus © Javier Gómez Aoiz
 Y al poco, primeros bichos y primeras fotos: un par de liebres europeas (¿veis la segunda?, jeje). Esta especie, la común en casi toda Europa, vive en la Península más o menos al norte del río Ebro, y la sumé a mi lista española en esta ocasión. Ya las había visto en Suecia, donde (junto con los conejos) se comportaban como animales bastante urbanos...

Marmota marmota © Javier Gómez Aoiz
 Y una marmota alpina, especie introducida en los Pirineos franceses en 1948 y que abunda hoy por toda la cordillera. Ver la verdad no vimos muchas, pero sus silbidos se escucharon de fondo durante toda la jornada.

 Y más flores también. Otra genciana, distinta de la de ayer: la Gentiana verna.

 En cualquier caso el ascenso, que es breve, pero duro de narices, le quita a uno pronto las ganas de estar mareando la perdiz (nival) haciendo fotitos.

Alcanzado el primer repecho, tras la parte más exigente de la subida, la cumbre del Puigpedrós, que con sus casi 3.000 m y la nieve en forma de herradura que le quedaba se distinguía bien incluso desde abajo en el valle, se ve entonces prácticamente al alcance de la mano, animando a seguir subiendo.

 Y tras un último esfuerzo...

 ... ¡ya está!, llega uno a la meseta sobre la que destaca la cumbre y puede ponerse a buscar lagópodos. Estaba todo bastante más verde y florido que la vez anterior, aunque como las plantas de alta montaña crecen todas con una forma pulvinular idéntica, protegiéndose mutuamente del efecto desecante del viento y del sol, pues las flores no levantan mucho del suelo.
Queríamos, como os dije ayer, intentar ver bien los lagópodos alpinos, y para ello empezamos a recorrer la zona con suma cautela. Y ya habíamos echado un rato cuando, de improviso, una pareja se levantó a escasos cinco metros de los pies de Javi; el macho emitiendo además su reclamo característico... Bueno, pues los habíamos visto, ¿no? Pero... ¿y la cara de tontos, quién nos la quitaba??? La verdad es que estos bichos confían en su camuflaje hasta el último momento, y a fe que hacen bien...

 En fin, que las perdices nivales habían puesto sus pies emplumados (de ahí lo de "lagópodos": con pies de conejo) en Polvorosa. Así que, resignados, y ya al menos durante un segundo las habíamos visto bastante de cerca, dejamos de buscar y subimos hasta la cumbre del Puigpedrós. Y estando allí sentados, descansando y comiendo algo, ¡hete aquí que otra parejita apareció andando, muy cerca de donde estábamos!

Lagopus muta © Javier Gómez Aoiz
 Y con éstos Javi, evidentemente, no falló. Debe de ser espectacular verlos con el plumaje blanco níveo que adquieren en invierno, pero la verdad es que el colorido estival es también una preciosidad. Es una preciosidad de bicho, sin más.

 Una foto al belén/buzón de la cumbre, que no pude sacar la vez anterior por gastarse las pilas de la cámara, y de vuelta al refugio, a comer y a por la furgoneta; que se empezaban a arremolinar las nubes de nuevo y nos quedaban además muchas cosas que ver por la tarde.

 Y las fotos de flores, que no falten. Aster alpinus en ésta...

 ... y Silene acaulis en esta otra. La primera es una especie típicamente alpina, que vive sólo en cumbres montañosas de casi toda Europa. La segunda es en cambio, como la propia perdiz nival, una especie boreoalpina, que vive acantonada en las cumbres frías en el sur de Europa, mientras que en el norte ocupa zonas a menor altitud, incluso a nivel de mar.

Y con esta imagen del último tramo de la bajada (o primero de la subida, según), donde ya se ve brillar al fondo el estany Sec, el laguito junto al que está el refugio donde dormimos, me despido ya hasta mañana...

26/6/14

Contrarreloj (¿Cerdeña? No, Cerdanya; II)

Sigo con la crónica de lo acontecido el pasado viernes: Mientras estábamos comiendo, y después buscando flores, las nubes se fueron acumulando con la velocidad con que sólo saben hacerlo en los valles de montaña, así que subimos a la furgoneta y seguimos subiendo monte arriba, para intentar hacer algo antes de que, previsiblemente, descargase una tormenta.

 Aunque, inevitablemente, alguna parada que otra fue cayendo, jeje. Una composición de escobón Cytisus oromediterraneus con pensamientos silvestres Viola arvensis, que subo más por los pensamientos que por el escobón...

 Así que ¡hala!, ahí los tenéis, bien en grande.

 No he comentado antes que el objetivo principal de venir a la zona no era fotografiar flores, aunque lo parezca, sino atacar al día siguiente el Puigpedrós para intentar ver de nuevo, como hace cuatro años, lagópodos alpinos.Y como hace cuatro años, nuestra idea era pasar la noche en el refugio Malniu, donde coincidimos con otros ocho paseantes de la montaña, todos con edades que probablemente (casi) doblarían la nuestra.

Otra composición floral, esta vez de rododendro Rhododendron ferrugineum y Caltha palustris. Como quedaban todavía un par de horas hasta la cena, y el cielo parecía mantenerse bastante estable, nos dimos un paseíllo por la ruta de los estanys, que sale del mismo refugio.

  Y llegamos hasta el primero de los laguitos de la zona, el estany Malniu. Estos lagos de montaña ofrecen siempre un aspecto bastante idílico, incluso en los días cubiertos. Sin embargo, que algo parezca virgen y totalmente natural no es ni mucho menos garantía de que lo sea. Sin ir más lejos, las orillas del lago parecían tener vida propia, tal era la cantidad de jóvenes salvelinos Salvelinus fontinalis que continuamente entraban y salían del mismo. Pero esta trucha no vivía de forma natural en Pirineos, sino que es una especie introducida, una más, que no permite a los muchos anfibios y otros animales que podrían reproducirse en el lago criar en él y que, peor aún, altera completamente el ciclo de nutrientes del agua: estos lagos de montaña, en origen libres de peces, tenían tan pocos nutrientes que apenas crecían algas en suspensión, por lo que se mantenían cristalinos. Pero los peces cagan, y muchos peces cagan mucho, abonando las algas unicelulares, haciendo que el agua se vuelva más turbia y rompiendo a partir de ahí una red compleja y única de relaciones que se pierde, transformándose el lago en, simplemente, un embalse más...

 La tormenta finalmente nos pilló junto al lago, obligándonos a permanecer bajo los pinos mientras arreciaba fuerte y a volver después al refugio ya. Antes al menos sacamos alguna foto más: de unas gencianas Gentiana acaulis, flor típica de la alta montaña...

 ... o de un rastro de marmotas en la orilla limosa (se ve mejor mirando la pantalla desde un lado).

Y nada, una foto de "grupo", para cerrar la entrada, donde se ve que a veces los diez segundos del temporizador de la cámara no son suficientes para llegar al punto necesario, jeje. Hice después otra que salió bien, pero ésta es mucho más simpática.

25/6/14

Qué bueno es que se fijen en uno

Palacio de Doñana. Foto de la web de la EBD
Hago un inciso en la serie de entradas sobre la Cerdanya para comentar una noticia que me alegró ayer la tarde. Son ya tantos los meses pidiendo postdocs sin éxito, que resulta muy reconfortante ver que a alguien el propio CV le parece lo suficientemente atractivo como para ofrecerte una oportunidad; aunque en este caso no sea una plaza de trabajo, sino en un curso; en un curso que por su calidad tiene siempre muchas novias: el curso sobre cambio global que desde hace cinco años organiza la Estación Biológica de Doñana. Muy bien, oye, que el verano es el momento de hacer cursos y yo ya llevaba años en dique seco. El curso tendrá lugar en el Palacio de Doñana (no el de Las Marismillas, donde van de vacaciones los presidentes; sino en otro propiedad del CSIC, que igualmente está en el corazón del Coto) a lo largo de dos semanas, a caballo entre septiembre y octubre; y además del programa de clases incluye varios momentos de relax por el parque y en la playa, así como la posibilidad de pasar en Sevilla ciudad el fin de semana que coge (otra de las muchas ciudades que aún no conozco). Y todo incluido por sólo 100€, gracias al patrocinio de Gas Natural... Qué, ¿se me nota con ganas de ir? Muchas, la verdad; pocas cosas podrían parecerme mejores. Una postdoc, tal vez...

24/6/14

En la cuneta (¿Cerdeña? No, Cerdanya; I)

 El fin de semana pirenaico fue breve, pero intenso. Tanto que me da que va a producir bastantes más entradas que días duró... mejor, que últimamente me noto falto de ideas. Como teníamos prisa por llegar y empezar a coger altura, hicimos el viaje del tirón, sin parar más que para hacer los descansos recomendados por la DGT. Así, habiendo salido pronto de Madrid, pudimos llegar ya a la hora de comer a nuestro ansiado primer destino, en el corazón de la comarca de La Cerdanya...

 ¡Una cuneta! Ya, ya veis; los biólogos somos así de raritos. Pero es que justo en los bordes de esta carretera de subida a Meranges, gracias a la humedad y al sol que entra a raudales, se citan un buen montón de especies de orquídeas que Javi tenía bastantes ganas de ver. No vimos "las mejores", cosa de llegar ya algo pasada la estación orquidífera; pero aún así metimos unas cuantas en la lista.

 Una Dactylorhiza. A mí la mayoría de las orquídeas, dentro de sus respectivos géneros, me parecen iguales, la verdad, y por lo tanto no las miro con mucha simpatía, pero bueno... A mí ésta me parecía una D. maculata, pero a saber, que Javi decía otra cosa.

 Esta en cambio ya parecía más fácil de identificar. una D. incarnata, especie de montaña reconocible porque las hojas sobrepasan en altura la base de la inflorescencia.

 Una Gymnadenia conopsea, que aunque en la foto la veis en grande tenía una pinta muy cuca, con sus flores pequeñitas.

 Otra orquídea de las facilitas: Platanthera chlorantha. Éstas mas "amables" son un fastidio, porque te confías, bajas la guardia, y en la siguiente curva...

 ... ¡zas! Una de éstas que ya no sabes decir ni de qué género es (Androrchis mascula, dice el experto). Lo que no le resta ni un ápice de belleza, de todas maneras.

 Rebuscando rebuscando a ras de suelo, uno acaba encontrádose con algún herpeto que otro, como este sapo común Bufo spinosus que, indignado, busca otro agujero en el que esperar a que caiga la noche. Y un herpeto fue mi único bimbo (o casi-bimbo mejor) del viaje...: estábamos paseando cuneta arriba, cuneta abajo, cuando vi que por uno de los pequeños agujeros de desagüe de un muro de contención asomaba la cabeza, y sólo la cabeza, de lo que tenía toda la pinta de ser una culebra verdiamarilla Hierophis viridiflavus, especie que en España sólo vive en Pirineos y que nos moríamos los dos de ganas por ver. ¿Qué pasó? Que al verme la culebra se replegó en un abrir y cerrar de ojos dentro del muro y ¡hala! Que si quieres arroz, catalino; por más que esperamos no volvió a asomar el hocico... menudo cabreo me cogí.

Monticola saxatilis macho. © Javier Gómez Aoiz
Así que para compensar mejor os dejo con una fotaza de Javi de uno de los bichos más bonitos que vimos en el viaje, al que seguro que ya habíais detectado en la segunda foto de esta entrada. Y aunque la cuneta todavía dio para algo más, dejo ya el resto del día para mañana...