27/10/07

Sonrisas sin afeitar

A medida que se acerca el mes de noviembre y avanza el otoño, un nuevo sonido se añade al sosegado coro nocturno del souto: el golpe sordo de los ourizos al caer de los castaños; la melodía de las noches de luna llena de O Incio en los relatos de Fole...
Cuando el monte vira del verde al ocre, llega la época de recoger las castañas. De pequeño era una de las tareas que menos me gustaba debido a mi arraigado temor por las espinas; hurgando entre las hojas siempre acababa pinchándome con algo. Y además estaba el temor de que el siguiente erizo en caer lo hiciese sobre mi cabeza...
Esta mañana mi madre y yo nos hemos acercado hasta la aldea, y hemos vuelto a casa con una bolsa mediada de castañas; estoy deseando hincarles el diente :-D

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