19/7/15

El "Efecto Unicornio"

Ayer por la tarde, buscando ni recuerdo qué, me topé con un documental estupendo sobre los pajareros de Central Park:



"Birders: The Central Park Effect" resume en una hora un año de imágenes del parque, de sus aves y de cómo las ven la legión de personas que acude allí a pajarear con mayor o menor frecuencia. ¡Salen muchos pájaros! Iba a decir "por supuesto", pero la verdad es que no es tan fácil grabar pajarillos pequeños y activos como hacerlo con leones perezosos o insulsos elefantes; se ve que ese runrún de que las aves en América son más mansas en general que en Europa es cierto, y supongo que grabar en un parque donde están habituadas al trasiego humano ayuda también... Y salen sobre todo muchos pajareros, de lo más variado, y con los que es muy fácil sentirse identificado. Un par de ellos consiguieron además explicar, como yo no habría sabido hacer, qué es eso que se siente al ver un pájaro nuevo:


“El séptimo (de los gozos del pajarero) es el mejor de todos, es lo que yo llamo el ‘Efecto Unicornio’: cuando llevas incluso poco tiempo pajareando comienzas a familiarizarte con los pájaros a base de verlos en los libros; en las guías de campo o donde sea… incluso aunque nunca los hayas visto al natural, por lo que adquieren una especie de estatus de seres mitológicos prácticamente. Tú conoces el pájaro perfectamente, sabes la pinta que debería tener, aunque nuca lo hayas visto… y entonces, un día, ahí está: real, vivo; y eso, es como si un unicornio apareciese caminando de entre los árboles…”


“Es casi como ver una estrella de cine paseando por la acera: la has visto en fotos, has escuchado todo lo que se dice sobre ella, y eso te da un sentimiento artificial de intimidad con esa persona; y entonces te das cuenta de que es de verdad, de que existe en el mundo real, de que compartís el mismo espacio… de que ¡es que están ahí! Y es así cada vez que veo un pájaro nuevo: te das cuenta de que existen de verdad, que ahí están, tan bonitos y raros…”

... así es. Buscadlo y vedlo, que es bien entretenido. Y salid al campo, que desde ayer resulta patente que empiezan a marcharse los vencejos: el otoño ornitológico acaba de empezar y, quién sabe, cualquier migrante americano despistado puede estar a punto de salir de entre los árboles...

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