El murciélago rabudo es el segundo mayor murciélago de Europa (tras el nóctulo gigante), y el único representante en el continente de la familia tropical de los molósidos. Es muy fácil distinguirlo de otros murciélagos: aparte de por su tamaño, su “cara”, con ese morro apuntado y esas orejotas sobre las sienes; y su cola que protruye mucho más allá del borde del patagio (free-tailed bat, en inglés), le hacen inconfundible. El de la foto se lo ha encontrado Vero muerto hace unos días y me lo ha traído hoy...
Porque hoy he vuelto a apuntarme para hacer bulto (para hacer bulto y porque tenía muchas ganas, claro está :-) ) a una de las rutas de Vero, por la Dehesa de la Villa esta vez. Una mañana muy agradable y bastante animada; vimos entre otras cosas varios piquituertos Loxia curvirostra, especie no muy habitual en parques urbanos y que siempre me ha gustado mucho.
Porque hoy he vuelto a apuntarme para hacer bulto (para hacer bulto y porque tenía muchas ganas, claro está :-) ) a una de las rutas de Vero, por la Dehesa de la Villa esta vez. Una mañana muy agradable y bastante animada; vimos entre otras cosas varios piquituertos Loxia curvirostra, especie no muy habitual en parques urbanos y que siempre me ha gustado mucho.
Y qué malo es fiarse de las primeras apariencias... Mientras esperábamos a que se completase el exiguo grupo de gente apuntada, se nos acercó un hombre cuyo menudo cuerpo y cara demacrada no podían ocultar el zarpazo de la heroína. Cuando ya iba a mirar hacia otro lado diciendo “no, no llevo suelto...” me sorprendió y avergonzó al tiempo al presentársenos a todos y sacar unos prismáticos, pues era uno de los apuntados. Todos conocemos tantas historias que a veces no nos creemos que la gente pueda recuperarse, recuperar la ilusión por vivir y salir adelante. ¿Y los pájaros ayudan? Espero que sí; qué buen motivo para preocuparse por la conservación...
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