5/4/15

En el NHM (De curso en Inglaterra, y V)

 El Domingo de Ramos, hace una semana, estaba yo como si fuese la mañana de Reyes: ¡por fin iba a ir al Museo de Historia Natural! Igual que había dedicado la tarde anterior a visitar deprisa y corriendo el centro, pensaba dedicar todo el tiempo posible antes de ir al aeropuerto a visitar deprisa y corriendo un museo que, igual que el resto de la ciudad, tenía bastante idealizado. Ni siquiera la media hora de cola de reloj que tuve que hacer para entrar me fastidió; si acaso lo contrario, por ver cómo tantos padres escogían visitar el museo como plan de domingo con sus hijos.

 Pero... mucho me temo, que lo que pude ver no colmó las expectativas con que yo iba. Y ojo, que digo "lo que pude ver" y no "el museo". Del museo pude ver muy poco, sí; y la ilusión que me pudiera hacer fuera ver tanta gente deseando aprender, dentro se transformaba en un agobio de Corte Inglés en rebajas. Esperaba por otra parte que el museo fuese un empacho continuo de bichos, de huesos, de dioramas... más, más y más maravillas, una a cada paso. Y algunas partes, como la galería de mamíferos, sí era así. Pero otras, como la de peces, anfibios y reptiles, pues no, se me hicieron decepcionantemente escasas. Y lo peor (atentos a mi queja, que es de traca) es que muchas partes se me hicieron... demasiado didácticas. Sufrí bastante con el exceso de "¿qué comen los dinosaurios?" "Descubre cómo es una colmena por dentro" y cosas similares.

 La parte de los dinosaurios en concreto, por otra parte la más masificada, fue la que más me decepcionó, me temo: es en la que la proporción esqueleto/cartelito didáctico estaba más desequilibrada en mi perjuicio. Con todo y con eso, no dejé de disfrutarla. En Inglaterra es donde por primera vez se dio reconocimiento científico a la existencia de los dinosaurios: donde se desenterraron y montaron los primeros esqueletos (considerándolos, quiero decir, como restos de animales reales; no como huesos de dragones, de gigantes bíblicos, cíclopes o elefantes cartaginenses) y donde se nombraron las primeras especies. En Inglaterra se han descubierto además muchos dinosaurios interesantes, como el Baryonyx walkeri de Surrey de la foto de arriba; un animal que me gustó especialmente porque no es "un Baryonyx", sino "el Baryonyx", el mismo ejemplar cuyas reproducciones aparecían en mis libros de dinosaurios.

 La proporción esqueleto/cartelito didáctico en la parte de reptiles marinos era en cambio inmensamente más favorable, de modo que la disfruté mucho más. Abundan en el sur de Inglaterra los yacimientos fósiles de estos ejemplares, yacimientos dados a conocer desde bien antiguo por gente como Mary Anning, descubridora de buena parte de los ejemplares de esta galería del museo.

Cierro con una imagen de la galería de los mamíferos, que casi no me dio ya tiempo a ver; lástima, pues resultaba muy prometedora, al estilo del National Museum of Scotland, cuya visita de momento recuerdo con mucho más agrado que la de éste. Tendré que pensar en formarme pronto una segunda opinión...

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