1/4/15

El Birmingham Medio (De curso en Inglaterra, I)

 Sin ser fea (bueno, según barrios, como en todas partes) Birmingham no es ninguna ciudad que destaque por lo granado de su arquitectura o sus monumentos de interés. Sin embargo, la gente sabe buscarse las vueltas, y la Birmingham Heritage Forum ha sabido dotar la ciudad de un atractivo añadido diseñando una ruta por los lugares donde pasó su juventud uno de sus habitantes más conocidos: Tolkien. La familia del escritor se mudó desde Sudáfrica hasta esta ciudad siendo él pequeño, y allí vivió hasta que comenzó sus estudios en Oxford. Y a través de detalles reconocidos por él mismo en entrevistas, o realizando sin más suposiciones con mejor o peor fundamento, los estudiantes de su obra han querido relacionar varios de los parajes de Birmingham con otros de la Tierra Media. Y como la tarde del domingo en que llegamos y la del viernes al terminar el curso teníamos unas cuantas horas libres, pues de paseo que nos fuimos siguiendo sus huellas.

El piso donde nos quedamos nosotros estaba en el barrio de Edgbaston, junto al Oratorio fundado por el Beato Newman donde la madre viuda de los Tolkien llevaba a ambos hermanos a Misa, y en cuyo orfanato fueron acogidos al morir ésta siendo aún pequeños. En una calle por detrás se yerguen dos torres, que se verían luego transformadas en las torres de Isengard y Minas Morgul.

 Aquí las vemos más de cerca: la primera, Perrott's Folly, no fue más que el capricho de un apoderado local. La segunda es la ornamentada chimenea de una estación de bombeo de aguas.

 Otra torre, la del reloj de la Universidad de Birmingham, sería (o no) la inspiración evidente del Ojo de Sauron.

 Esto en Edgbaston. Pero nada más regresar de Sudáfrica, la familia vivió primero en otro barrio más al sur, Sarehole. Esa zona, de aquellas eminentemente rural, y todavía hoy bastante abierta y verde, sería la fuente de la inspiración de los paisajes de la Comarca, así a grandes rasgos...

 Moseley Bog está allí, un minúsculo fragmento de bosque anegadizo que se transformaría en el Bosque Viejo, y donde buscamos sin éxito tritones vulgares, para que pudiese yo aprovechar el viaje para tacharme algo...

Y en otro prado, accionada por las aguas cargadas de puestas de rana bermeja del río Cole, la aceña de Sarehole, imposible de fotografiar desde fuera por lo intrincado del ramaje. Lo que sí pudimos quedarnos a ver fue si alguno de los coches que cruzaba este vado bastante recrecido se quedaba estropeado en el medio o no...
Otros había en el grupo más fanáticos que yo de la obra de Tolkien (que es decir poco), y que disfrutaron mucho de todas estas visitas. También yo, claro, aunque para contentarme me llegaba con ver los céspedes alfombrados de narcisos por todas partes. Para mañana los dejamos.

2 comentarios:

Javi Pato dijo...

Sí, la Comarca a grandes rasgos.. xD

Y los orcos?? :P

Antón Pérez dijo...

De ésos no faltan en Inglaterra...