7/3/11

Piquituertos (II)

Recapitulando la entrada de ayer: si bien en la mayor parte de Europa hay una única especie de piquituerto, en Escocia el número sube hasta tres; y se parecen todas tanto que previsiblemente me darán más de un quebradero de cabeza. Hasta qué punto se parecían realmente era lo que querían saber también los primeros científicos que investigaron la genética de estos bichos, pero seguro que no se esperaban lo que finalmente hallaron: no es que genéticamente fueran especies muy emparentadas, sino que ¡eran prácticamente indistinguibles! ¿Y cómo podía ser entonces que, del mismo material, saliesen tres bichos distintos? Estudios posteriores han ido esclareciendo el tema: las diferencias genéticas entre las tres especies existen, aunque son mínimas; pero lo que realmente las distingue es, aparte del tamaño del pico (que determina en última instancia el hábitat preferido por cada una, en función de las semillas que son capaces de manipular), la voz. Efectivamente, y si bien de nuevo las voces de los piquituertos suenan al oído humano muy similares, al estudiar “sobre el papel” los sonidos que emiten se ve que hay diferencias consistentes; y no solo eso, sino que se ha comprobado que, aunque en invierno las aves puedan vivir en grupos mixtos sobre los mismos árboles, a la hora de emparejarse los piquituertos escogen parejas con su mismo tamaño de pico y sus mismas voces. La falta de diferenciación genética se debería a que, en este caso, hemos pillado el proceso de especiación en su mismo inicio; habría que ver qué pasa a la vuelta de unos cuantos (cientos de miles de) años...

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