12/3/11

Milanesa

Debido a que la gente del Estrecho comentaba que, en estos días buenos que hemos tenido, los milanos negros estaban llegando de África por millares, contaba yo con ver ya unos cuantos al venir ayer en el Talgo. Pero, en vez de amilanados, me encontré con unos cielos amilánicos: no estaban en Segovia, a pie de sierra, haciéndole los coros a sus primos reales. Tampoco sobre el Duero en Castronuño, donde entre las ramas todavía desnudas de los chopos de la ribera se veían las plataformas de sus nidos. Ni en el embalse de Ricobayo, zigzagueando entre los cables de alta tensión y las aristas graníticas de los arribes del Esla... bueno, ya llegarán; como habían llegado ayer mis primeros primillas del año y una culebrera solitaria; como confío en que lleguen en breve abejarucos y vencejos...
Y mi sobrina, con sus seis semanitas, cada vez más gorda, pero perdiéndose todo esto.

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