Gracias a las películas (véase “Independence Day” como ejemplo más característico), permanece en el imaginario popular la idea del puro de la victoria, que los pilotos de combate estadounidenses guardan en un bolsillito para fumar si regresan con éxito de la misión que les hayan encomendado... No sé exactamente cuándo, ya que el ansia de comer causada por la fatiga y el aburrimiento del coche son comunes a todas las salidas de campo; pero estoy razonablemente seguro de que fue volviendo de la Mancha hace año y medio cuando cayeron los primeros Doritos de la victoria (DV), transformándose desde entonces el comprar una bolsa de Doritos en un área de servicio en una forma tradicional de celebrar el que alguno del grupo haya tachado una especie nueva.
Hasta este sábado, mis últimos DV habían sido los del cernícalo patirrojo, cuando fue tomada la foto que ilustra esta entrada; ya que ni en junio con el azor (mi último bimbo genuino) ni en verano con el zarcero bereber y la buscarla pintoja que capturamos para anillamiento hubo ocasión de celebrarlo de esta manera. Así que me alegré bastante de que cayese una nueva bolsa de DV gracias a los italianos... pero me alegraré enormemente más cuando sea yo el “culpable”; que ya echo de menos ver algo nuevo.
1 comentario:
Y yo y yo...
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