El grupo de BCV es pequeñito (aunque cada vez menos), pero de altas miras: uno de los objetivos constantes es el de que el grupo tenga un reconocimiento internacional sólido, que invite además a gente de fuera a querer venir. De momento Miche es nuestro único doctorando extranjero “de verdad”, pero también está Rita, que como codirigida por JPT tiene el derecho y deber de pasarse por aquí algunos meses al año... Pues bien, tras dejarnos en mayo, ha vuelto de nuevo esta semana; y no ha venido sola, ya que la acompaña Joana, que aprovechará estos dos meses para trabajar en su proyecto final del master que está cursando en Portugal. Su comienzo de esta estancia podría haber sido mejor: vuelven al horrible Hostal “Chocolate”, cuya única ventaja es lo cerca que está de Ciudad Universitaria; el laboratorio que tan bien pintaba en septiembre ha resultado ser una especie de cámara frigorífica expuesta al aire de la Sierra en la que, pese a la calefacción, es imposible trabajar sin abrigo; y ayer, faltas de espacio tanto en la cafetería como en el alumnario, tuvieron (tuvimos, el problema de ser cada vez más) que comer sentados en el suelo en un pasillo. Para compensar, un café en la “secreta”, que no hay nada que no cure un sillón mullido.
Y el grupo amenaza con crecer e internacionalizarse aún más, por lo visto la semana que viene llegará una croata que quiere conocernos; ya os contaré.
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