14/3/08

De Madrid a Egipto

Mis amigos de Madrid se ríen “conmigo” cuando me llaman al móvil mi madre o mis hermanos, porque, por lo visto, al hablar con ellos por teléfono me sale el acento gallego... No sé, será, si ellos lo dicen; yo nunca he sido consciente de tener algo de eso...
Tren hoy, otra vez, a pasar en Orense la Semana Santa. Me recordó el asunto del acento el ver cómo las pijillas auténticamente-de-Madrid que venían en mi vagón se metamorfoseaban vocalmente en pijillas auténticamente-de-LaCoru tras un par de llamadas para avisar de a qué hora llegaban y de lo que pensaban hacer al llegar. No tenía ventanilla por la que distraerme buscando pájaros hoy, e iba bastante enfrascado en la lectura del último de Pérez-Reverte (Un día de cólera; novelilla sobre el 2 de mayo), pero por el rabillo de la oreja se colaban de vez en cuando frases en la lengua de los rumorosos, o conversaciones con “padrino” y “madrina” para que vengan a buscar a alguien. Y alguna sonrisilla se me ha escapado. No sé, esta vez casi tenía ganas de venir a casa...

- Mira mamá, el Nilo....
- El Miño, hija, el Miño...


Y que viva la LOGSE...

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