17/12/07

Introducciones en la Albufera

Además de la diversa fauna autóctona, en la Albufera (donde tan buenos momentos he pasado estos cuatro meses, y de la que me “despedí” el sábado en una tranquila visita) viven otros animales introducidos voluntariamente o no por el hombre.
El primer grupo es el de los animales (cuatro aves, en concreto) reintroducidos, que con diverso éxito están recolonizando un territorio que ya antes había sido suyo.
El segundo, el de las introducciones accidentales: Especies no presentes originariamente en la isla pero que merced a escapes y demás se han hecho un hueco entre la fauna local. Nos encontramos tanto introducciones antiguas (como la culebra viperina de hace dos semanas) como recientes (como el pico de coral; un pajarillo que lleva años dándome esquinazo; aunque ya caerá, ya...).
Un tercer grupo lo constituyen las introducciones “útiles”. Si bien hay zonas del Parque que se gestionan con maquinaria, el control de la vegetación palustre de gran parte de la reserva se confía al ramoneo del ganado que pace en libertad: sendos rebaños de vacas mallorquinas (como la de la foto de arriba), caballos camargueses y búfalos de agua.
Y un cuarto grupo es el de las curiosidades: animales solitarios escapados algún día del núcleo zoológico donde vivían y que hacen su vida isla adelante “sin meterse con nadie”. Son legión: Patos de todas clases, faisanes, mapaches... Por la Albufera se mueven un par de aves conocidas desde hace años, y que he tenido ocasión de ver en diversas ocasiones: Bicincta, un águila real escapada de algún cetrero que todavía conserva sendas pihuelas pendiendo de sus tarsos; o una grulla coronada cuelligrís (la foto de abajo no es mía, pero sí suya) que sorprende al visitante despistado con su gran tamaño y sus sonoros trompeteos.

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