24/12/07

Abriendo puertas

Acabando la Misa en Santoña hace dos semanas, la gente empezó a entonar una canción que no oía desde niño; lo tenía asimilado a un villancico, pero realmente es una canción de Adviento, de ese Adviento que acabamos hoy, ya que mañana es Navidad. Os pongo a continuación la letra; me niego a colgar por penoso el único vídeo de la misma que he encontrado en YouTube: La Virgen sueña caminos.

La Virgen sueña caminos,
está a la espera;
la Virgen sabe que el Niño
está muy cerca.

De Nazaret a Belén
hay una senda,
por ella van los que creen
en las promesas.


Los que soñáis y esperáis
la Buena Nueva,
abrid las puertas al Niño
que está muy cerca.
El Señor cerca está,
Él viene con la paz.
El Señor cerca está,
Él trae la verdad.

En estos días del año
el pueblo espera
que venga pronto el Mesías
a nuestra tierra.

En la ciudad de Belén
llama a las puertas,
pregunta en las posadas
y no hay respuesta.


Los que soñáis y esperáis...

La tarde ya lo sospecha,
está alerta,
el Sol le dice a la Luna
que no se duerma.

A la ciudad de Belén
vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiera
cruzar fronteras.

Los que soñáis y esperáis...

¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!”, nos pedía también Juan Pablo II el día de su elección como Papa. Como todos los días, pero especialmente esta noche, la Sagrada Familia está llamando a la puerta de nuestra posada. Tú y yo sabemos que siempre hay sitio para Él, pero que puede que las fuerzas nos flojeen y que no queramos abrirle nuestro corazón. Lo contaba el buen Lope, que sabía tanto de traiciones como de pedir perdón:

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué estraño desvarío
si de mi ingratitud el yelo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!

¡Y cuántas, hermosura soberana:
Mañana le abriremos --respondía--,
para lo mismo responder mañana!

Yo... no añado nada más; me contento con un refrán: No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy.

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