30/12/11

Exprimiendo Compostela al máximo

A la hora a la que cogí ayer en Ourense el nuevo y flamante Avant a Santiago abandonaban también camino del campo tras pasar la noche en la ciudad bandos compactos de estorninos. Cuando algún ave se queda descolgada de una de estas compactas bandadas uno es capaz de percibir su pánico a ser la escogida para morir, que se traduce en sus quiebros y aleteos frenéticos, hasta que consigue reintegrarse a la seguridad del grupo. A la hora de coger en Santiago el tren de vuelta, los estorninos compostelanos acudían también a dormir a la Alameda... y en un quiebro brusco, uno de los halcones "catedralicios" segó la vida de un descolgado.


Además de por las escenas pajariles, ayer pasé un día de lo más agradable en Santiago, saltando de compañero en compañero: primero Raúl, luego Ángel (guía gratuito y apasionado, además) y por último Jaime y Javier. Y un par de reencuentros no planeados. Y chipirones. Y la Catedral octocentenaria. Y un sol radiante. Y los recuerdos de cuatro años que rindieron como cuarenta, lo mejor de todo...

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