25/3/10

Un engendro

Ayer mi hermano y yo fuimos al teatro. Se suponía que la obra escogida iba a ser una sorpresa; pero esto es mucho suponer cuando las entradas estuvieron días rondando por casa a la vista de todos… Esto me permitió buscarla en Internet, y el resultado no parecía muy prometedor. Así que fui a los Teatros del Canal dispuesto a aguantar más que a disfrutar de Frankenstein; y tal vez fuese esa predisposición negativa, pero la verdad es que no es una obra que recomiende a nadie.
La “Sala Verde” del teatro presenta una curiosa disposición de las butacas en gradas por los cuatro costados, como si fuese un escenario de combate. Esto hace que necesariamente los actores estén dando siempre la espalda a parte del público, y para solventarlo en cierta medida deben estar girándose y moviéndose por el escenario continuamente, lo que interfiere con el desarrollo del argumento. Por otra parte, el público está sorprendentemente cerca del escenario, de forma que desde la primera fila (la nuestra) uno no se pierde ninguno de los detalles más desagradables que menudean en la obra, de los cuales no son los menores la delgadez mórbida de uno de los dos actores que interpretan a la criatura o la asombrosa producción de babas del que actúa como Víctor Frankenstein. Este detalle (el de los salivazos continuos) podría solventarse fácilmente si los actores contaran con micrófonos que les permitiesen vocalizar más y gritar menos, lo que hace también que descienda la calidad de la interpretación.
¿La historia? No conozco la original de primera mano, pero ésta parece una adaptación bastante fiel a la misma. En su desarrollo se intercalan una serie de digresiones en las que cuatro personajes decimonónicos (un literato romántico, una feminista, un anarquista y un “conservador”) hablan sobre la propia obra defendiendo (a gritos) sus puntos de vista sobre la misma con lugares comunes tan manidos y pueriles que en mi opinión están completamente de más.
¿Qué se salva? Pues poco. La actuación de Emilio Gavira en todo caso, muy convincente en la interpretación de sus personajes y el único que era capaz de hablar alto vocalizando… y sin duchar al público.

3 comentarios:

Javi Pato dijo...

jejeje. Vaya, tus últimas entradas sólo citan personas con capacidad llama. A ver q t sacas de la chistera en la próxima para seguir en la línea. xD

Antón Pérez dijo...

Si supieras lo que me ha costado coger eso de "capacidad llama"... Qué retorcido eres :-)

Javi Pato dijo...

Como sea el equivalente a los 95 min comprendidos entre una y otra entrada... ;D