... Tras varios días cociéndonos lentamente al inmisericorde sol juliano andaluz, nos merecíamos unas horas de descanso. Así que antes de ascender 2.000 m en poco tiempo por las riscosas carreteras de Sierra Nevada, nos permitimos parar a comer en un chiringuito playero en Salobreña. Entremedias nos bañamos también; ¡vaya que si nos bañamos...! Anclado a una cierta distancia de la orilla, flotaba una plataforma con un tobogán y un trampolín, tomada por una pequeña horda de canis granaínos. Sin miedo de los indígenas (a todas luces hostiles), nadamos con mejor o peor estilo hasta ella, y nos entretuvimos saltando desde allí al agua con bastante poca clase, buceando un rato y haciendo el mono en general.
A las puertas del verano ya, estar dentro de la Facultad resulta cada vez más agobiante. Y aunque todavía queda mucho trabajo de ordenador y microscopio que sacar adelante antes de echar la persiana, la mente retrocede inevitablemente a los mejores momentos de las pasadas temporadas de campo, y los proyecta hacia el futuro: a todos los lugares desconocidos que visitaremos este año, a la caza y captura de los parásitos de las currucas por España adelante...
A las puertas del verano ya, estar dentro de la Facultad resulta cada vez más agobiante. Y aunque todavía queda mucho trabajo de ordenador y microscopio que sacar adelante antes de echar la persiana, la mente retrocede inevitablemente a los mejores momentos de las pasadas temporadas de campo, y los proyecta hacia el futuro: a todos los lugares desconocidos que visitaremos este año, a la caza y captura de los parásitos de las currucas por España adelante...
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