Los aguiluchos cenizos Circus pygargus (y, en menor medida, también los pálidos C. cyaneus), tienen la desgracia de escoger para nidificar extensiones de hierba alta, lo que en nuestro país se traduce en que la inmensa mayoría de los nidos se encuentra en campos de cereales. Con el desarrollo de variedades de ciclo más corto y el adelanto de la fecha de la cosecha con el atemperamiento progresivo de las temperaturas, el principal problema para esta especie lo constituía el hecho de que las cosechadoras destruían numerosas puestas. Diversas asociaciones ecologistas, a menudo de ámbito local, han desarrollado por todo el país campañas dedicadas a salvar nidadas de aguiluchos, normalmente compensando al agricultor con el precio del sembrado que se queda sin cosechar para proteger a los animales. Esto, que realmente no es tanto dinero, sí puede serlo para una ONG pequeña; de ahí que la ayuda de la Administración sea vital en este tipo de acciones (acciones que además contribuyen, con el aumento de depredadores, a frenar potenciales plagas de topillos y las pérdidas derivadas de las mismas). Pero en época de crisis, como siempre, los políticos deciden recortar gastos en el chocolate del loro; y por ejemplo este año Andalucía se queda sin campaña de protección de nidadas de aguilucho. Y en muchos campos de la vega del Guadalquivir, ya listos para la cosecha, esto es lo que está pasando...
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