Comienza el Jueves Santo el Triduo Pascual, la conmemoración de los tres días en que se completó nuestra liberación de las ataduras del pecado y de la muerte. Tras la Misa de hoy, en la que se recuerda la primera, celebrada durante la Última Cena, en todas las iglesias del mundo se han reservado Hostias consagradas en un sagrario distinto del habitual y especialmente adornado con flores, velas y demás: el monumento. Y allí donde se puede, esas iglesias permanecerán abiertas continuamente hasta la celebración de mañana viernes, para que quien lo desee pueda acompañar a Jesús, en memoria de aquellas amargas horas entre su prendimiento y su crucifixión en que todos sus seguidores le abandonaron.
Cuando queremos a alguien de verdad nos gusta tener algún recuerdo suyo; una foto, o cualquier otra cosa mejor que tenerlo en el Facebook. Dios, que nos ama con locura y que podía hacerlo, escogió quedarse Él mismo, real y verdaderamente presente, a sabiendas de las muchas horas de soledad que habría de pasar en sagrarios casi olvidados y de los ultrajes a que se podría exponer. No es tan mala idea agradecérselo y devolverle la visita de vez en cuando: seguro que hay un monumento más cerca de lo que imaginas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario