- Oyeee… ¿Sabéis dónde es la rave?
- Mmmmm… No; pregúntales mejor a los de aquellos coches del aparcamiento…
Al poco de llegar, el aparcamiento de la laguna se fue llenando de leones y focus amarillos y negros, y de este avispero motorizado fueron saliendo chavalillos bastante pasados de revoluciones ya, dispuestos a acabar la noche del sábado agitándose al sol en un cuchitril abandonado contiguo… Pero nosotros, a lo nuestro. La verdad es que, después de no vernos en todo el verano, nos pasamos más rato de charla que mirando por los prismáticos, y además el ruido ensordecedor que se traían los de la fiestecita con la mesa de mezclas no ayudaba a escuchar bien los reclamos precisamente; pero con todo nos volvimos a casa con cantidad y calidad de bichos: centenares de mosquiteros musicales, de un amarillo que dan ganas de comérselos, atiborrándose de bichos antes de continuar viaje; un precioso juvenil de avetorillo, mirándonos desconfiado desde unos carrizos y esperando para echar a volar justo en el momento en que iba a hacerle una foto; y patos colorados, abejarucos, aviones zapadores… Un poco de todo, vaya; así da gusto.
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