Los pingüinos son unos advenedizos... En realidad, los primeros, los auténticos pingüinos no vivían en el Hemisferio Sur, sino en el Norte. Los álcidos son nuestras aves marinas más adaptadas a la vida en el agua; sus cortas alas no les permiten mucho lucimiento en vuelo, pero bajo el agua se transforman en unas impresionantes aletas que les permiten “remar” durante varios minutos, sobrepasando en sus inmersiones a la búsqueda de peces los 50 m de profundidad. El alca gigante Pinguinus impennis, el mayor de los álcidos, había alcanzado un tamaño tal que ya no podía volar... Y ave que no vuela, a la cazuela. Víctima de los fusiles de balleneros y pescadores, la última alca gigante conocida fue vista en Terranova en 1852. Y los marineros que exploraron por vez primera los mares australes, llamaron “pingüinos” a aquellas aves recién descubiertas que tanto se asemejaban a sus auténticos pingüinos del norte.
Las demás especies de álcidos presentan de momento poblaciones abundantes, de millones de parejas en muchos casos; pero eso no implica en absoluto que no se encuentren amenazadas. Un buen ejemplo es el arao común Uria aalge: a mediados del S. XX se contaban por miles las parejas de esta especie que criaban en las costas atlánticas peninsulares; hoy en día apenas 2 ó 3 siguen ocupando cada año una repisa en las islas Sisargas. El principal problema al que se enfrentan las grandes colonias de álcidos es el del agotamiento de sus recursos alimenticios; como bien saben nuestros pescadores, el calentamiento de las aguas oceánicas y la sobreexplotación de los caladeros hace que los grandes bancos de anchoas, sardinas y otros peces sean cada vez menores y de distribución más irregular. Los araos anidan en repisas de acantilados rocosos, en colonias tan densas que a veces llega a haber 30 nidos/m2. Debido a que semejante medio apenas ofrece protección frente a las gaviotas o págalos, depredadores de huevos y pollos, uno de los padres monta siempre guardia junto a su único retoño mientras el otro busca alimento. Sin embargo, la escasez de pesca hace que hoy en día muchas veces ambos padres acudan a buscar alimento al mar, con resultados fatales para los pollos: en una de las colonias británicas mejor estudiadas, la principal causa de mortalidad de los pollos esta temporada de cría han sido los ataques de las parejas vecinas.
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