- ¡Ay, míralo! ¡Si tiene las patitas de su padre...!
- Sí, sí...; ¡y las mitocondrias de su madre!
- Sí, sí...; ¡y las mitocondrias de su madre!
Calidris melanotos y C. ferruginea; ambos juveniles
Entre los años 50 y 80 del pasado siglo, mezclados con los cientos de miles de aves migratorias que acuden a Australia huyendo del invierno boreal, fueron apareciendo una veintena de extraños correlimos Calidris sp., que aunque superficialmente similares al pectoral C. melanotos, no se correspondían con ninguna de las especies conocidas. Se habló de ejemplares aberrantes de alguna especie, o de un posible origen híbrido; pero el caso es que todas las aves observadas compartían una morfología muy similar y estable. El ornitólogo John Cox capturó y depositó dos ejemplares en el Museo de Ciencias de Adelaide, y basándose en ese material Shane Parker elaboró en 1982 una descripción formal de las aves como una nueva especie: Acababa de nacer para la ciencia el correlimos de Cox Calidris paramelanotos.
El correlimos de Cox pasó a ser así una adición exótica en las guías de campo australianas; un ave escasísima de la que (como para algunas otras) sólo se conocían los territorios de invernada, y que aparte de en Australia sólo había sido observada una vez en Japón. Sin embargo, la revolución experimentada por la Genética Molecular a finales del siglo pasado (que, entre otras cosas, me está permitiendo llevar a cabo mi tesis) también tenía algo que decir: en 1996, Christidis et al. (1996) demostraron fehacientemente que el ADN mitocondrial (heredado sólo por vía materna) del correlimos de Cox era idéntico al del correlimos zarapitín C. ferruginea, mientras que el nuclear era una mezcla del de éste y del del correlimos pectoral; el “correlimos de Cox” Calidris x paramelanotos no era sino un híbrido estereotipado (esto es, que contrariamente a lo que suele suceder, toda la progenie híbrida presenta caracteres muy similares) entre ambas especies.
¿Algo más que decir? Sí, que todos los correlimos de Cox sexados morfológica o molecularmente resultaron ser machos, de acuerdo con la Regla de Haldane. Dicha regla, formulada por el mencionado biólogo en 1922, dice así: “cuando en la progenie de dos especies animales distintas alguno de los sexos no aparece, es muy raro o estéril; éste será el heterocigótico”. Esto es; en los mamíferos machos y hembras se distinguen en un par de cromosomas, iguales en las hembras (XX -homocigoto-) y distintos en los machos (XY -heterocigoto-). En las aves sucede lo contrario, son las hembras las que poseen los cromosomas distintos (ZZ y ZW respectivamente). Para explicar dicha regla se han propuesto distintas teorías, poco concluyentes y no excluyentes, que podéis ver en este otro enlace.
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