Parece mentira que una decisión tan sencilla y fácil de tomar traiga tantos beneficios: con solo retrasar un par de meses parte de los trabajos de adecentamiento de la muralla de Lugo (y mientras tienen de sobra en qué entretenerse) basta para salvar la temporada de cría de centenares de parejas de vencejos...
No es tema baladí, ya que aunque todavía queden muchos, cada año los que vuelven de África se encuentran con más edificios restaurados y más nuevas construcciones desprovistas de cualquier hueco donde criar; y por eso están teniendo bastante auge últimamente las campañas de instalación de cajas nido específicas para estas bulliciosas aves. Y en la planta nueve de la Facultad, donde ya hemos tenido vencejos dentro también, hay un par de ellas... La del despacho de Pepe, que ya lleva años colgada, acoge cada año su nidada correspondiente; y la de nuestro despacho, que pusimos este año, está también ocupada por una parejita de vencejos.


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