Parece mentira que una decisión tan sencilla y fácil de tomar traiga tantos beneficios: con solo retrasar un par de meses parte de los trabajos de adecentamiento de la muralla de Lugo (y mientras tienen de sobra en qué entretenerse) basta para salvar la temporada de cría de centenares de parejas de vencejos...
No es tema baladí, ya que aunque todavía queden muchos, cada año los que vuelven de África se encuentran con más edificios restaurados y más nuevas construcciones desprovistas de cualquier hueco donde criar; y por eso están teniendo bastante auge últimamente las campañas de instalación de cajas nido específicas para estas bulliciosas aves. Y en la planta nueve de la Facultad, donde ya hemos tenido vencejos dentro también, hay un par de ellas... La del despacho de Pepe, que ya lleva años colgada, acoge cada año su nidada correspondiente; y la de nuestro despacho, que pusimos este año, está también ocupada por una parejita de vencejos.
Ayer le metimos mano a la caja y anillamos a la hembra. Además de para que podáis recordar con la foto (y el enlace) qué es eso de la pamprodactilia, comprobamos que los progenitores de esta caja son aves jóvenes, nacidas el año pasado... Me lo imaginaba, porque empezaron a incubar bastante tarde (las aves jóvenes vuelven más tarde de África que los adultos, y la mayoría ni siquiera crían).
Y debajo de la hembra, todavía un huevo y un pollito recién nacido. Recién nacido y ya (click para ampliar la foto) con un bicharraco agarrado a su dorso chupándole la sangre. Nadie dijo que la vida fuera fácil para un vencejo...
Y debajo de la hembra, todavía un huevo y un pollito recién nacido. Recién nacido y ya (click para ampliar la foto) con un bicharraco agarrado a su dorso chupándole la sangre. Nadie dijo que la vida fuera fácil para un vencejo...
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