20/2/11

Somos lo que comemos

Los isótopos son las distintas formas de los átomos de un elemento, que se diferencian en su número de neutrones. Los hay inestables (que, al ir por ahí perdiendo neutrones, generan radioactividad) y estables, mucho más interesantes para el tema de esta entrada. El caso es que las distintas formas isotópicas de muchos elementos están irregularmente distribuidas en la naturaleza; y cuando los científicos empezaron a investigar esto se encontraron con muchas cosas interesantes: había isótopos cuya abundancia variaba con la latitud, otros con la longitud; isótopos más abundantes en medios marinos o en tierra firme... y como esa huella isotópica está por todas partes, también en la propia materia que ingerimos y que acaba por formar parte de nosotros, resulta que todos los organismos llevamos encima una especie de DNI isotópico que revela mucho de nuestro modo de vida: analizando por ejemplo la composición isotópica de una pluma de un pájaro podemos averiguar por ejemplo la composición aproximada de su dieta, o si creció en una u otra región del globo.
Y en 2007, unos ornitólogos daneses tan chiflados como brillantes, dieron al asunto una vuelta de tuerca... El bonito bicho de la foto es una cerceta del Baikal Anas formosa, una especie de pato del centro y este de Asia con un puñado de citas por toda Europa, atribuidas a escapes de colecciones zoológicas. Pero, como decía, en 2007 se demostró que, según el perfil isotópico de sus plumas, un ejemplar de cerceta del Baikal abatido por cazadores en Dinamarca había crecido en Asia, y no en Europa: se trataba de la primera cita de un ejemplar de esta especie incuestionablemente salvaje; la ciencia al servicio de los amantes de las rarezas. Los ingleses no se quedaron a la zaga, y justo al año siguiente confirmaron su primera cita de cerceta del Baikal 100 % salvaje, tras analizar las plumas de un ejemplar disecado en un museo desde hacía la tira de años... El perfil isotópico sin embargo ha revelado el origen doméstico de otros tantos patos disecados en la misma situación indefinida, cosa que no habrá dejado tan contentos a otros. En fin, en cualquier caso está claro que nos llevan siglos de ventaja...

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