Con el devenir de los años supongo que tendré al menos un par de buenos recuerdos de la etapa de Zapatero en La Moncloa: uno será la gestión de Cristina Narbona al frente del Ministerio de Medio Ambiente, y otro esta ley antitabaco. A lo largo de esta semana de ley que llevamos ya he ido notando la diferencia de ambiente en los bares al ir a tomar un café y cosas así, pero ayer fue la prueba de fuego: celebramos la cena “de Navidad” de doctorandos y similares del Departamento en la Taberna Griega. Tanto allí, como en el bar al que fuimos luego, la diferencia respecto a lo que podría haber sido hace ocho días era abismal. En los diferentes locales, y según la clientela, olía más a comida y a colonia o a “humanidad”; pero el humo llenándolo todo y la peste en la ropa al llegar a casa eran solo un mal recuerdo. Veremos en cualquier caso en verano, cuando la gente empiece a sudar de verdad, si los bares no se trasforman en una prolongación del Metro...
2 comentarios:
jejeje. Con esa misma sensación llegué yo ayer a casa después de dar una vuelta de noche. Que gustazo.
Oye, y rompisteis muchos platos? jejeje
Los camarerso, mayormente. Que era una historia, porque al estrellarlos las esquirlas saltaban en todas direcciones y creo que alguna acabó dentro de los platos de comer...
Publicar un comentario