Ha tenido que pasar casi un año para que, después de que os explicara cómo se tiñen los frotis, me ponga por fin a trabajar con ellos. Por una cosa o por otra, básicamente por falta de ganas, lo he ido retrasando; pero ya no me queda otra: tras fracasar en Suecia en mi intento de cuantificar las intensidades de infección de mis muestras (Nº de células infectadas/Nº total de células) de forma molecular y rápida, me toca hacerlo como viene haciéndose desde que se inventaron los microscopios: contándolas una a una...
Por eso he venido hoy a la Facultad, para que Jaime (que es un hacha con esto de los frotis) me explicase cómo identificar las distintas clases de parásitos y tipos celulares sanguíneos de las currucas.
Por eso he venido hoy a la Facultad, para que Jaime (que es un hacha con esto de los frotis) me explicase cómo identificar las distintas clases de parásitos y tipos celulares sanguíneos de las currucas.
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Aquí veis a la izquierda, rodenado el núcleo de un eritrocito,un macrogametocito (forma “femenina”) de Haemoproteus parabelopolskyi, el parásito estrella de mis currucas. Y a la derecha (una célula libre, con aspecto ameboide) un Tripanosoma sp. Se rumorea que en breve dispondremos de un microscopio mucho más moderno que los dos que tenemos ahora y con cámara incorporada, deforma que espero poder enseñaros algún día fotos mucho mejores que estas.
En el centro de la imagen, la célula grande y azul es un macrogametocito de Leucocytozoon sp. En torno a ella hay más macro- y microgametocitos (forma “masculina”) de Haemoproteus. Mirar los frotis puede amargar, pero lo cierto es que así se obtiene también información muy interesante: no sólo las intensidades de infección, sino también cosas como la proporción de sexos de los distintos parásitos, o la de los distintos tipos de células sanguíneas del ave.
En el centro de la imagen, la célula grande y azul es un macrogametocito de Leucocytozoon sp. En torno a ella hay más macro- y microgametocitos (forma “masculina”) de Haemoproteus. Mirar los frotis puede amargar, pero lo cierto es que así se obtiene también información muy interesante: no sólo las intensidades de infección, sino también cosas como la proporción de sexos de los distintos parásitos, o la de los distintos tipos de células sanguíneas del ave.
La “estrella” del día: la lentejita blanca de núcleo rosa que aparece dentro de un monocito en el centro de la imagen es una Lankesterella sp.; un parásito muy escaso. Lo bueno de aprender esto con Jaime es que lo hace tan ameno que casi consigue que uno se emocione cada vez que ve un bichillo algo más raro... En fin; que dure...
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