Otro viernes más, vuelvo a Orense con ansias de retomar mi conexión con el mundo exterior. Esta semana se ha desarrollado con mucha tranquilidad: un día es igual al siguiente y mi relación con el esfuerzo físico es una asíntota cada vez más peligrosamente cercana al cero; como le dije a mi madre al llegar aquí, estas vacaciones vengo a cultivar mi espíritu, no la huerta.
Sin embargo, a pesar de la falta de cuidados, y siguiendo lo que parece ser la tónica general de este año en la comarca, muchos de los frutales que languidecen junto a nuestra casa han decidido cargarse de fruta como nunca... Algunos (¿serás tú uno de ellos?) recibiréis a mi regreso un tarro de mermelada como recuerdo de este año excepcional. Más os vale que os guste; para eso me deslomé cosechando primero y fregando los desaguisados pringosos que arma mi madre en la cocina cada ver que fabrica potingues de éstos después.
Sin embargo, a pesar de la falta de cuidados, y siguiendo lo que parece ser la tónica general de este año en la comarca, muchos de los frutales que languidecen junto a nuestra casa han decidido cargarse de fruta como nunca... Algunos (¿serás tú uno de ellos?) recibiréis a mi regreso un tarro de mermelada como recuerdo de este año excepcional. Más os vale que os guste; para eso me deslomé cosechando primero y fregando los desaguisados pringosos que arma mi madre en la cocina cada ver que fabrica potingues de éstos después.
Esta noche sin embargo habrá una cama más ocupada en casa: Javi llegará esta tarde desde Madrid para participar en un asunto algo alocado que nos traemos entre manos y que iréis conociendo en futuras actualizaciones del blog... Actualizaciones que os dejo ya programadas, por cierto; pues me da que la próxima entrada “en directo” la subiré ya desde Madrid...
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