Juapo juapo non é, pero ten un pelaxe...
Como ya comenté en alguna ocasión, Jaime nos ha dejado por un puesto mejor en el Museo. La colonia de estorninos negros en donde trabaja resultó estar en la finca contigua a Prado Herrero; de modo que un par de días después de acabar con el anillamiento de las cigüeñas me quedé curioseando lo que hacía él; y si yo a veces me quejo de que mi trabajo de campo llega a ser duro, la verdad es que en comparación con el suyo se queda en unas vacaciones: Se ha tenido que tirar toda la primavera controlando casi al minuto las eclosiones y la evolución de todos y cada uno de los pollos de las cajas nido con las que trabaja, lo que ha supuesto tres meses de amanecer y anochecer en el campo, al sol y al frío y sin tiempo apenas para comer.
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La finca es un rebollar aclarado con prados por el medio que, en ocasiones, recuerda bastante al ambiente de la escena de los Gallimimus de Parque Jurásico. Por allí campan a sus anchas vacas y yeguas, que las veces en que subí estaban en plena época de parto, así que abundaban también los chotos y potrillos de mirada curiosa y paso inseguro.
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Y un buen día a Jaime le pudo su buen corazón y se llevó a casa un pollo de unos siete días que estaba en una esquina de una de las cajas a punto de morir, panza arriba y con una pata como torcida. Con cariño y desvelos constantes, Quasi (por Quasimodo, claro) ha ido saliendo adelante y ahora es un estornino adolescente llevo de energía que alborota el piso de Jaime, se te sube a la cabeza e intenta dejarte calvo tirando de mechones de pelo.
4 comentarios:
ese pajarraco con ese pico tiene una pinta de comer a todas horas!!
La verdad es que los pollos son básicamente eso, un estómago con pico... :-) Un saludo!
No es que sea un experto... pero hay alguna serpiente con cara de simpática??
Para gustos hay culebras, ¿no? A mí es que me gustan tanto...
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