Está haciendo un tiempo raro: La temperatura se mantiene prácticamente invariable en torno a los 10º C; y la neblina que no levanta en todo el día, mezcla de humo y humedad, no deja secar la ropa y no evita que se seque la hierba. Frente a semejante panorama, a los verdecillos se les ha ido un poco la olla y se han puesto ya a cantar, un mes antes que el año pasado. Las torcaces ya están también con sus montañas rusas en marcha, subiendo y bajando colinas inexistentes de cedro a cedro...
Y yo, mientras tanto, ya voy teniendo algo que hacer, aparte de escribir la entrada Nº 100 (y que sean muchas más) de este blog. Ayer despachamos la presentación de la primera de mis asignaturas en media hora; las clases “de verdad”, a partir de mañana. Por lo demás, tengo un simpático montón de papers y un par de libros para ir leyendo antes de que la semana que viene empiece también con el laboratorio. De momento, encantado de la vida; ¡qué bien se está en Madrid!
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