Mi director de Tesis me invitó hoy a ir a una sesión de anillamiento y toma de muestras de sangre de gorriones en casa de un amigo suyo, en El Escorial. Esto se enmarca en un proyecto internacional de estudio de la malaria aviar y, como el tema me toca bastante de lleno, acepté encantado.
Para cuando llegamos allí Jaime (un cordobés muy majo, compañero de Departamento) y yo en el Cercanías (después de confundirnos de tren y realizar una agradable travesía en dirección equivocada por la Sierra, disfrutando del paisaje nevado), ya estaban trabajando con las cinco primeras capturas. La trampa del jardín funciona básicamente como una nasa: una jaula cebada con trigo y con una entrada muy chica, por la que las aves aciertan a entrar pero no a salir. Y todo el resto de la mañana los pájaros estuvieron cayendo pues eso, como gorriones... Es decir, que no cayó ni uno más, porque a inteligentes y desconfiados a los gorriones comunes no les gana nadie. Sólo varias horas más tarde conseguimos realizar dos capturas más, justo antes de recogerlo todo. Otro día habrá más suerte...
3 comentarios:
hola Anton si necesitas gorrionesen mi jardin del Escorial esta repleto
Gracias por el ofrecimiento, anónimo visitante :-) En el jardín en el que estuvimos ayer también había un buen montón, pero una cosa es tenerlos y otra tenerlos dentro de la trampa...
He llegado a tu blog atraves de pensar por libre , ya que el autor es un gran amigo yo tambien soy biologo pero con unos años más
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