A medida que uno va aprendiendo más y más, corre el venturoso riesgo de descubrir que cosas que siempre supuso y dio por sentado que serían de una manera, resultan ser de otra completamente distinta. Se le rompen a uno entonces completamente los esquemas, el imponente castillo de los conocimientos personales se desmorona como un baluarte de arena cuando sube la marea, y humildemente descubre con el más sabio de los hombres no saber si no que no sabe nada... Y a aprender otra vez.
Muchas veces me ha pasado esto, más de las que mi orgullo quisiera (pues no nacen estas ocasiones de la ignorancia, si no de la soberbia intelectual), y en esta entrada y las sucesivas he decidido revelar el “Top 3” de mis mediterráneos personales (pero los biológicos, cómo no), con la mezquina esperanza de que alguno de los que me leéis estéis en mi misma situación (mal de muchos...):
... Con el Nº 3: La naturaleza parenquimatosa del pulmón. Aunque a veces me queje del año “perdido” en Lugo, la verdad es que es de los más me ha enseñado en mi época de universitario. Me sirvió como ensayo para empezar luego Biología con buen pie, ayudándome a cambiar el chip del estudio y el trabajo personal, de los controles del colegio a los exámenes de la Universidad. Pero si algún día ha quedado grabado en mi memoria, ése fue aquel en que en clase de Anatomía descubrí que los pulmones no eran un saco hueco en el que los alvéolos pendían en el vacío sabe Dios cómo, si no que eran órganos mucho más macizos, de consistencia y aspecto al corte muy similares a los de una esponja. Pude comprobarlo luego en prácticas, palpando incrédulo cual santo Tomás los pulmones preservados de un perro. Cuántas matanzas desaprovechadas, cuántas vísceras de cerdo colgadas en estacas a la espera de ser picadas, cuántas oportunidades de caer de la burra desperdiciadas año tras año...
Muchas veces me ha pasado esto, más de las que mi orgullo quisiera (pues no nacen estas ocasiones de la ignorancia, si no de la soberbia intelectual), y en esta entrada y las sucesivas he decidido revelar el “Top 3” de mis mediterráneos personales (pero los biológicos, cómo no), con la mezquina esperanza de que alguno de los que me leéis estéis en mi misma situación (mal de muchos...):
... Con el Nº 3: La naturaleza parenquimatosa del pulmón. Aunque a veces me queje del año “perdido” en Lugo, la verdad es que es de los más me ha enseñado en mi época de universitario. Me sirvió como ensayo para empezar luego Biología con buen pie, ayudándome a cambiar el chip del estudio y el trabajo personal, de los controles del colegio a los exámenes de la Universidad. Pero si algún día ha quedado grabado en mi memoria, ése fue aquel en que en clase de Anatomía descubrí que los pulmones no eran un saco hueco en el que los alvéolos pendían en el vacío sabe Dios cómo, si no que eran órganos mucho más macizos, de consistencia y aspecto al corte muy similares a los de una esponja. Pude comprobarlo luego en prácticas, palpando incrédulo cual santo Tomás los pulmones preservados de un perro. Cuántas matanzas desaprovechadas, cuántas vísceras de cerdo colgadas en estacas a la espera de ser picadas, cuántas oportunidades de caer de la burra desperdiciadas año tras año...
1 comentario:
Ay! Pobrete!
Espero con impaciencia ver la posición Top en la que has situado mi pequeña aportación :)
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