6/5/15

Posados de Raquel

© Raquel Quejido Pozuelo
 Un macho de roquero solitario Monticola solitarius, posado en una peña del Salto del Gitano. Con una serie de fotos de Raquel de bichos posados en diversos soportes doy por concluida la crónica de este viaje a Monfragüe. A los roqueros de Monfragüe, estos mirlos pequeñitos y azules, les tengo especial cariño: aquí me los taché, y aquí están fielmente año tras año, en las mismas piedras, imagino que los hijos sucediendo a los padres generación tras generación...

© Raquel Quejido Pozuelo
 Posado en una retama vimos este otro macho de otra especie que me taché en mi primer viaje a Monfragüe: una curruca carrasqueña Sylvia cantillans. Una curruca que buscaba afanosamente algo que levarse al pico a pocos metros de nosotros y haciéndonos bastante menos caso del que dedicaba a las oruguillas con que se iba cruzando.

© Raquel Quejido Pozuelo
 Tenía hambre la curruca imagino, porque hasta momentos antes de que le sacase Raquel la foto estaba diluviando, e imagino que los insectos poco se estarían moviendo. Testigo de que no miento era esta empapada perdiz roja Alectoris rufa. Posada también, aunque sea en el suelo.

© Raquel Quejido Pozuelo
Tras la lluvia, estos buitres leonados Gyps fulvus estiraban las alas para secarse al sol en una pose muy de cormorán, posados en lo alto del cortado de La Portilla.

© Raquel Quejido Pozuelo
Y posados junto a ellos, también algún que otro buitre negro Aegypius monachus.

© Raquel Quejido Pozuelo
Posados dentro de una encina sorprendimos a estos dos bellísimos combatientes, dos machos de oropéndola europea Oriolus oriolus que, recién llegados de África, discutían de manera poco amistosa dónde situar la linde entre sus dos territorios de cría.

© Raquel Quejido Pozuelo
Y mirándolos desde abajo como nosotros estaba este macho de lagartija colilarga Psammodromus algirus, que también empezaba a colorearse de cara a la estación de cría. Pronto nos veremos de nuevo las caras con ellos en el campo...

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