¡Una piedra! Menuda forma de empezar la entrada... Pero es una piedra peculiar: cuando uno la quiere coger resulta sorprendentemente pesada para su tamaño, de lo densa que es. Es una piedra caliza, el material que hace que los ríos excaven impresionantes cortados, para que luego vengamos nosotros a plantar en lo alto ciudades y ermitas protegidos por ellos, mientras en los pisos intermedios anidan buitres, chovas, grajillas y halcones.
Abriendo el zoom a lo Lazarov, ponemos la piedra en contexto con otras piedras: sobre el páramo tachonado de sabinas que desde aquí se extiende hasta casi La Rioja, páramo lleno en esta época de flores y de los trinos de casi todos los aláudidos españoles, alondra ricotí incluida, como ya sabréis los lectores más asiduos, pues es la cuarta vez que os muestro esta zona en el blog. Vine a las Hoces del Duratón con los amigos de SEO-Alectoris, a hacer un poco de guía para pasar el día viendo pájaros y campeando en general.
Como al contaros nuestro último viaje a Monfragüe dediqué una serie de fotos a las jaras, me parece bien traeros aquí dos de sus parientes más humildes, las jarillas (Helianthemun sp.). De estas cistáceas hay ya demasiadas especies en la Península como para que me anime a identificarlas con sólo un par de malas fotos...
Esta foto también es mala, que la hice a pulso tirando del zoom de la cámara, pero el macho de pinzón vulgar Fringilla coelebs es en cambio perfectamente identificable. Tras achicharrarnos entre alondras primero y entre buitres luego juto a la ermita de San Frutos, bajamos a comer a orillas del Duratón, mucho más frescos.
Y me dio una gran alegría encontrarme de nuevo con estas dos preciosas orquídeas abejeras, Oprhys sphegodes a la izquierda y O. lutea a la derecha, que además crecían con mucha mayor abundancia que cuando me las taché allí hace un par de años.
Después de comer ya seguimos de ruta por la Senda de los dos ríos, que permite rodear cómodamente los cortados al pie de la villa, descansando un poco del sol de la jornada a la agradable sombra de los chopos.
A lo largo de la ruta, el Duratón se va encajonando más o menos, o se ensancha al llegar a esta presilla de la "fábrica de luz", una antigua central hidroeléctrica. La senda se hace casi sin darse cuenta, pues aunque tiene un par de repechos, en general puede ir uno caminando despreocupadamente como si fuese por la calle...
... lo que conlleva el riesgo de pisar inadvertidamente lo que una no quisiera pisar: este juvenil de culebra de escalera Rhinechis scalaris se salvó de morir bajo mis botas en el último momento, ¡menos mal que otros iban más atentos que yo! Es un bicho precioso por lo demás, como veis: los juveniles tienen el diseño en escalera que le da nombre a la especie y que pierden los adultos.
Y con otro herpeto cierro ya la crónica de un día al que, como última emoción, le quedaba la de venir escuchando el animado y bochornoso Disco Estrella 2004 durante todo el viaje de vuelta. Poca animación trasmitía en cambio esta hembra de lagartija colilarga Psammodromus algirus, estirada tomando el sol entre las ramas de un jazmín silvestre Jasminum fruticosum. Que descanse, que ya en breve iremos a por ellas...
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