1/11/10

Una comadreja

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Una “rata” apareció corriendo nerviosamente, pegada al pie de las casas de la calle principal. Al llegar a nuestra altura y tras asustar a un par de señoras, cruzó angustiada la carretera e intentó repetidas veces sin éxito escalar el pequeño muro del atrio de la iglesia, hasta que por fin desapareció doblando una esquina. Una preciosa rata bicolor, de cuerpo cilíndrico, cola cortita e inconfundible gran cabeza de matador: no todos los días se deja ver una comadreja tan bien. La comadreja Mustela nivalis, nuestro carnívoro más pequeño, es también uno de los de más amplia distribución, ya que ocupa prácticamente todo el Hemisferio Norte. Las nuestras no, pero las razas nórdicas se vuelven blancas en invierno, como los armiños (del que se distinguen por su menor tamaño y carecer de la punta de la cola negra). Depredador incansable de roedores, persigue a ratones y topillos dentro de sus mismas madrigueras, que después usa también para criar su prole.

A la iglesia de Vilar de Barrio íbamos, como decía, tras visitar a mis abuelos en el cementerio, con un tiempo mucho más desapacible que en nuestra visita anterior. El sábado, también bajo la lluvia, habíamos ido ya al de San Cristóbal de Regodeigón, en Ribadavia, de donde es la familia de mi padre. Y allí, rojo como los viñedos sobre los que planeaba sin esfuerzo, un milano real, especie tan habitual desde el tren como escasa en Galicia. Al tren me subiré en unas horas para volver a Madrid; "el muerto al hoyo y el vivo al bollo"... pero todos encomendándonos mutuamente.

2 comentarios:

Vero dijo...

Una "rata" parecida a la de tu historia salió de uno de los pisos de mi bloque, bajó las escaleras pasó despreocupada por delante de la portería y.... digamos que su vida física y la laboral del portero sustituto de mi Comunidad acabaron al golpe de la misma escoba.

Antón Pérez dijo...

¿Y cuándo ha sido eso? ¿Por qué nunca me cuentas estas historias cuando me paso a visitaros...?