Como “calentamiento” de cara a Monfragüe (porque nos vamos a Monfragüe mañana, por si no os lo había dicho), por desempolvar un poco la óptica, hemos salido esta mañana como en los viejos tiempos: Vero, Jorge y yo; y al Sureste. Hemos echado la mañana en el entorno de San Martín de la Vega buscando al bengalí rojo Amandava amandava, un pajarillo diminuto que, procedente de otro sureste (el de Asia), vive asilvestrado desde hace décadas en nuestro país, prosperando sobre todo en esta zona de Madrid y en los arrozales extremeños. Y como era de esperar, no lo encontramos...
En cualquier caso este primer día de primavera ha resultado ser ornitológicamente muy provechoso, con muchas primeras observaciones de especies estivales, en plena toma de relevo de sus equivalentes invernantes: En los mismos arbustos reclamaban a la par mosquiteros comunes e ibéricos; tras del tractor que roturaba un barbecho se afanaban igualmente bisbitas pratenses y lavanderas boyeras; y a orillas del Jarama pescaban juntos cormoranes grandes y garzas imperiales... Y me pregunto y pregunto a parte de mis lectores: ¿cómo se puede vivir de espaldas a las aves?
2 comentarios:
Genial entrada! Aunque ya me esperaba una de Monfragüe. Estás que te sales ultimamente.
Beso!
Gracias por el cumplido, maja :-)
Publicar un comentario