Prado Herrero es una finca ganadera a caballo entre Manzanares y Soto del Real, en plena Sierra, mirándose en el espejo del embalse de Santillana y con La Pedriza como telón de fondo. Allí, asentada sobre los fresnos desmochados de la dehesa boyal, se encuentra la colonia de cigüeñas blancas con la que Chechu Aguirre (la última incorporación docente al Departamento) lleva once años trabajando. Y con la vuelta de los adultos a la colonia y el inicio de las labores de cría, comienza también de nuevo una temporada más de trabajo de campo.
Esta mañana nos hemos acercado Sofía y yo con él a la finca a ver si ya habían empezado las cigüeñas a poner; y efectivamente, nos hemos encontrado con puestas iniciadas en buena parte de los nidos. Se presenta bien el año, pues; esta mañana deliciosa promete ser el preludio de otras tantas igual de entretenidas...
Mientras examinamos el contenido de sus nidos los adultos se agrupan a una distancia prudencial. No tardan mucho en volver a los mismos, empero; y en cualquier caso la calurosa mañana y la capa de bostas con que los padres tapizan la base del nido (que, al descomponerse, genera calor) ayudan a que los huevos se mantengan calientes.
Para ver qué hay en los nidos, y aprovechando que la inmensa mayoría de los mismos no se encuentra a mucha altura, empleamos una pértiga con un pequeño espejo en la punta, que permite examinar desde el suelo su contenido.
Como podéis ver, resulta sencillo ver los huevos que indican una puesta ya iniciada.
Para ver qué hay en los nidos, y aprovechando que la inmensa mayoría de los mismos no se encuentra a mucha altura, empleamos una pértiga con un pequeño espejo en la punta, que permite examinar desde el suelo su contenido.
Como podéis ver, resulta sencillo ver los huevos que indican una puesta ya iniciada.
Algunos padres poco cuidadosos van perdiendo los hijos por el camino, para alegría de zorros, urracas y otros pequeños carnívoros.
2 comentarios:
Genial entrada! Me ha gustado mucho. No me habías contado todo lo que os encontrasteis en el campo. No has pensado en hacerte una tortilla con ese pedazo de huevo!? Aunque, bueno, a lo mejor hay una "sorpresita" ahí dentro... Y la pluma esa, con otra similar me haría unos pendientes taaaaaaaaaaaaan chulis, jeje!
Besos
Vaya, me alegro de que te haya gustado tanto :-) El tamaño del huevo es considerable, la verdad; uno de los guardias de la finca sí nos dijo que "n'la finca donde s'había criao, n'Extremadura" se hacían un par de tortillas de huevos de cigüeña al año. Y de avutarda, aunque esos eran difíciles de ver...
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