Este fin de semana los italianos recibieron la visita de Ugo Mellone (compañero de facultad en Pavía, doctorando en Alicante y fotógrafo de la naturaleza); y el sábado Miche, Ugo y yo hicimos una rutilla pajarera por el norte de la Comunidad.
Primera parada: Embalse de Santillana. Allí llevaba una semana viéndose un falaropo picogrueso Phalaropus fulicarius, especie que nunca había visto y a la que le tenía muchas ganas. Lo buscamos a conciencia y, por descontado, no apareció (por lo menos -mal de muchos, consuelo de tontos- vía foros de Internet parece que nadie consiguió relocalizarlo este fin de semana). Los que sí aparecieron fueron nueve preciosos tarros canelos Tadorna ferruginea, especie que tras extinguirse como reproductora en la Península a mediados del siglo pasado vuelve poco a poco a establecerse a partir de ejemplares escapados de colecciones zoológicas. Las "casarcas" (como se llaman en italiano y en otros muchos idiomas europeos) se dejaron ver muy bien, pero justo cuando iba a sacarles una foto Miche se movió demasiado y se fueron volando...
Tras detenernos brevemente en el embalse de Pinilla (Guadalix de la Sierra, que no conocía), continuamos viaje de vuelta a Valdetorres, no sin antes parar de nuevo a medio camino para ver unos cuantos buitres negros Aegypius monachus en vuelo, para disfrute de Ugo. En Valdetorres, esta vez sí, además de avutardas conseguimos ver sisones Tetrax tetrax, que se levantaron volando como pequeños misiles aliblancos casi frente a nuestos pies. El nombre de sisón (mucho más bonito que el italiano de "gallina prataiola") hace referencia al notable ruido silbante que se escucha cuando vuelan, causado por un hueco entre dos plumas del ala.
Contentos con los sisones volvimos a Hoyo, parando antes a dar una vuelta por un camino por un lugar precioso que tampoco conocía, un camino en Colmenar Viejo pegado a un Manzanares encañonado, con ruinas de molinos y gran cantidad de pajarillos, incluyendo un papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca que debería llevar ya un mes África...
Primera parada: Embalse de Santillana. Allí llevaba una semana viéndose un falaropo picogrueso Phalaropus fulicarius, especie que nunca había visto y a la que le tenía muchas ganas. Lo buscamos a conciencia y, por descontado, no apareció (por lo menos -mal de muchos, consuelo de tontos- vía foros de Internet parece que nadie consiguió relocalizarlo este fin de semana). Los que sí aparecieron fueron nueve preciosos tarros canelos Tadorna ferruginea, especie que tras extinguirse como reproductora en la Península a mediados del siglo pasado vuelve poco a poco a establecerse a partir de ejemplares escapados de colecciones zoológicas. Las "casarcas" (como se llaman en italiano y en otros muchos idiomas europeos) se dejaron ver muy bien, pero justo cuando iba a sacarles una foto Miche se movió demasiado y se fueron volando...
Tras detenernos brevemente en el embalse de Pinilla (Guadalix de la Sierra, que no conocía), continuamos viaje de vuelta a Valdetorres, no sin antes parar de nuevo a medio camino para ver unos cuantos buitres negros Aegypius monachus en vuelo, para disfrute de Ugo. En Valdetorres, esta vez sí, además de avutardas conseguimos ver sisones Tetrax tetrax, que se levantaron volando como pequeños misiles aliblancos casi frente a nuestos pies. El nombre de sisón (mucho más bonito que el italiano de "gallina prataiola") hace referencia al notable ruido silbante que se escucha cuando vuelan, causado por un hueco entre dos plumas del ala.
Contentos con los sisones volvimos a Hoyo, parando antes a dar una vuelta por un camino por un lugar precioso que tampoco conocía, un camino en Colmenar Viejo pegado a un Manzanares encañonado, con ruinas de molinos y gran cantidad de pajarillos, incluyendo un papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca que debería llevar ya un mes África...
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