18/11/08

Casi en Galicia

El cartel del aparcamiento: en una escombrera y marcado a perdigonadas; así parece que recibe la Culebra al turismo...

Por variar de ambiente, para que Raúl viese algo más de variedad de pajarillos, pasamos el sábado en la Sierra de la Culebra, al noroeste de Zamora, famosa por sus lobos. Nos habían recomendado en Villafáfila que nada más llegar preguntásemos en la Guardería Forestal por rutas por las que patear monte, y eso hicimos. El agente que nos recibió nos explicó muy amablemente y con muchos rodeos que lo que de verdad daba dinero allí en la zona era el turismo cinegético, y no un par de “mirapájaros” con ganas de pasear; y nos recomendó una ruta que nos sacaba directamente del monte y nos mandaba de vuelta al llano... Así que pasamos de él y nos perdimos un poco a nuestro aire: Villanueva de Valrojo, Villardeciervos, Boya, Riomanzanas... los mismos lugares que recorrimos hace tres años con la excursión de Artrópodos de Santiago.
El paisaje de la Culebra no es tan distinto del de los alrededores de mi pueblo, y lo que es ver no vimos ningún bicho especialmente espectacular; pero Raúl disfrutó como un enano metiendo el Fiat Uno por las pistas; y tanto entusiasmo se acaba contagiando. Me gustó además ver (“desde fuera” o “desde dentro”; no sé muy bien cómo decirlo) con otra perspectiva los mismos lugares que contemplo desde el Talgo en los viajes desde/a Galicia...
El domingo por la mañana todavía tuvimos tiempo de echarle un último vistazo a las lagunas antes de partir cada uno por su lado; él en coche y yo en bus. Un puente la mar de aprovechado; aunque tachar no taché nada y realmente tampoco vimos tanta variedad de bichos, tenía muchas ganas de conocer la zona, y Raúl resultó ser muy buen compañero. La primera de muchas salidas, espero....
(Y además, justo en el medio: llegamos cada uno a nuestras respectivas casas con 10 min. de diferencia -ganó él-)
Brezales extensísimos, cubiertos aquí y allá de repoblaciones de pinares y de soutos; esto es la Culebra.

Característicos también los afloramientos de gneiss en lo alto de cada monte, donde se encaman los lobos y desde donde vigilan los movimientos de ciervos, corzos y jabalís. Ver no vimos ninguno; pero sí sus heces, llenas de pelo y con aspecto un poco de tiza por los huesos ingeridos.

Un aprisco tradicional: circular y con tejadillo de brezo que deja el centro al descubierto. En sus paredes busqué -sin éxito, claro; noviembre ya no es la estación- la Iberolacerta galani, lagartija endémica de estos montes y de los Montes de León.

Quercus faginea, Q. petraea, Q. pyrenaica y Castanea sativa; cuatro fagáceas creciendo “rama con rama” en Sarracín de Aliste, junto a la estación donde "mi" tren siempre espera a que pase el que viene de frente.


Y los protagonistas del fin de semana...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Que bién!!

Lucas dijo...

Me alegro de que te gustara la Culebra, y mi pueblo ( Riomanzanas ). Como ecosistema ha perdido el 80% de lo que era ( al menos en diversidad, lobos hay más, y quizá corzos y ciervos ) pero tiene algunos parajes que merece la pena conocer.No lo recuerdo muy bién, pero creo que hace 20 años encontraron una especie endémica ( flor o arbusto ) que no estaba registrada.

Antón Pérez dijo...

Gracias por comentar :-) Claro que me gustó; realmente no es tan distinto al SE de Ourense, por donde me muevo más habitualmente; pero precisamente lo poco que tenga de distinto es lo que lo lace más atrayente.