Dipetalogaster maxima; tercer estadio ninfal bien alimentado a tamaño natural
Uno a veces lee ideas tan extravagantemente geniales que no sabe si alegrarse por no estar tan mal de la cabeza o si tirar la toalla por no estar a la altura de semejantes eminencias...
Primero, el problema: Los análisis de distintos compuestos sanguíneos son necesarios para multitud de estudios fisiológicos, pero el estrés que se le causa a los animales (incluso a los animales de laboratorio) durante la manipulación y la toma de la muestra puede hacer que los niveles habituales de algunas sustancias se vean alterados. Urgía pues encontrar un método de extracción de sangre frente al que el animal a muestrear se mantuviese indiferente, y la solución es tan sencilla como brillante: recurrir a insectos hematófagos.
Thomsen y Voigt (2006, resumen consultable aquí) explican cómo emplean ejemplares de la chinche Dipetalogaster maxima (Reduviidae, Triatominae) para obtener muestras de primates: La probóscide de esta especie (que puede criarse con facilidad en laboratorio) tiene un diámetro 32 veces menor que el de la aguja de una jeringuilla, e inmediatamente tras la picadura libera anestésicos que la hacen indolora. Los cinco estadios ninfales + el adulto ofrecen un rango de tamaños de entre 0’4 y 4 cm. que se corresponde con volúmenes de ingesta de entre 0’1 y 4 ml. de sangre, según el animal a muestrear. Tras la picadura la chinche abandona al hospedador y puede recuperarse de ella la sangre con facilidad....
Uno a veces lee ideas tan extravagantemente geniales que no sabe si alegrarse por no estar tan mal de la cabeza o si tirar la toalla por no estar a la altura de semejantes eminencias...
Primero, el problema: Los análisis de distintos compuestos sanguíneos son necesarios para multitud de estudios fisiológicos, pero el estrés que se le causa a los animales (incluso a los animales de laboratorio) durante la manipulación y la toma de la muestra puede hacer que los niveles habituales de algunas sustancias se vean alterados. Urgía pues encontrar un método de extracción de sangre frente al que el animal a muestrear se mantuviese indiferente, y la solución es tan sencilla como brillante: recurrir a insectos hematófagos.
Thomsen y Voigt (2006, resumen consultable aquí) explican cómo emplean ejemplares de la chinche Dipetalogaster maxima (Reduviidae, Triatominae) para obtener muestras de primates: La probóscide de esta especie (que puede criarse con facilidad en laboratorio) tiene un diámetro 32 veces menor que el de la aguja de una jeringuilla, e inmediatamente tras la picadura libera anestésicos que la hacen indolora. Los cinco estadios ninfales + el adulto ofrecen un rango de tamaños de entre 0’4 y 4 cm. que se corresponde con volúmenes de ingesta de entre 0’1 y 4 ml. de sangre, según el animal a muestrear. Tras la picadura la chinche abandona al hospedador y puede recuperarse de ella la sangre con facilidad....
Y el más difícil todavía: el “Kinder sorpresa”. Huevos de pega con bicho dentro para obtener sangre de aves incubando (Becker et al. 2006; aquí)
1 comentario:
¡Maravilloso ingenio humano!
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