28/8/10

Por la costa suroeste

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Si hace dos semanas la cosa iba de hacer turismo en plan tranquilo por el otro extremo de Escania, hoy ha sido un día de pajareo puro y duro por la costa SO de esta región, que nos ha tenido a Max (un compañero de laboratorio) y a mí la mar de entretenidos.
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Los pueblos de Skanör y Falsterbo, en la pequeña península donde se acaba Suecia, forman una especie de Saint Tropez báltico; con lujosos chalets, descapotables y campos de golf. Y, aunque no tenga mucho que ver, montones de pájaros. A la barra de arena de la interminable playa de Skanör, con sus pequeñas casetas de baños tan características, nos acercamos a ver limícolas.

Las dunas, como en toda Escania, estaban cubiertas de intrincadas masas de Rosa rugosa; una especie china ampliamente plantada en la zona por su tolerancia frente a la salinidad que se les acabó yendo de las manos. Sin embargo estos arbustos, y las zonas herbosas, bullían de pajaritos: lavanderas boyeras, collalbas grises y alondras sobre todo; y también bisbitas arbóreos, tarabillas norteñas, mosquiteros musicales...

Otro desastre ecológico: un pobre delfín varado en la arena... Aunque el tema de los pajarillos estaba entretenido no había allá muchas limícolas, que era lo que veníamos buscando; así que nos fuimos de allí camino de Nabben, la barra arenosa de Falsterbo.

Tampoco allí, en la Meca ornitológica escandinava, andaba la cosa allá muy boyante: casi había más pajareros que pájaros... Ni había muchas limícolas ni tampoco rapaces, que son la especialidad de la zona. Sin embargo cuando nos fuimos comenzaba a animarse la cosa; se abrieron grandes claros entre las nubes y poco a poco comenzaron a llegar gavilanes y pequeños grupos de abejeros europeos. Éstos serán las grandes estrellas, el próximo fin de semana, del Festival Ornitológico de Falsterbo; antiguo “Día del Abejero”...

Acabamos la jornada en Lomma Södra, al sur del pueblo donde vinimos a la playa hace casi un mes. Y bueno, comenzaban a juntarse grupos de gansos, señal de que el otoño está más que a la vuelta de la esquina.

Unas cuantas barnaclas cariblancas Branta leucopsis, pequeñas y con cara de buenas...

Y muchos más ánsares comunes Anser anser; deseosos ya de llegar a las marismas del Rocío para dejar de dejar de pastar como vacas e hincharse a comer castañuela. "Con un olé..."

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