¡Ya estoy aquí! Esta madrugada me dejó en Barajas el avión procedente de Frankfurt y ya estoy poniéndoos al día; aquí, la información al minuto :-) El Congreso ha dado para mucho; lo suficiente como para llenar otras dos o tres entradas más. Así que, yendo por partes, vamos con el primer día:
Como ya os dije, tenía algo de miedo de que el aeropuerto estuviese tras la final de la Champions hecho un campo de batalla entre italianos y alemanes, y de que en mi avión a Munich los teutones cabreados hicieran algún estropicio; pero ni una cosa ni la otra: no sé qué pasaría por las calles de Madrid, pero en el aeropuerto estaba ya todo el mundo tan cansado que apenas sí conseguían mantenerse despiertos...
El vuelo de Munich a Varsovia llegó con algo de demora, y la verdad tenía bastante miedo de no conseguir llegar a tiempo para coger el autobús del Congreso. Sin embargo al llegar estaba allí parte del comité organizador para darme la bienvenida (¡a mí!, jeje); eran varios los aviones que por una causa o por otra llegaban tarde y yo era el primero de los retrasados. Cuando estuvimos todos, el autobús inició las cuatro horas de viaje que nos llevarían al noreste; a Masuria, la Región de los Mil Lagos.
Como ya os dije, tenía algo de miedo de que el aeropuerto estuviese tras la final de la Champions hecho un campo de batalla entre italianos y alemanes, y de que en mi avión a Munich los teutones cabreados hicieran algún estropicio; pero ni una cosa ni la otra: no sé qué pasaría por las calles de Madrid, pero en el aeropuerto estaba ya todo el mundo tan cansado que apenas sí conseguían mantenerse despiertos...
El vuelo de Munich a Varsovia llegó con algo de demora, y la verdad tenía bastante miedo de no conseguir llegar a tiempo para coger el autobús del Congreso. Sin embargo al llegar estaba allí parte del comité organizador para darme la bienvenida (¡a mí!, jeje); eran varios los aviones que por una causa o por otra llegaban tarde y yo era el primero de los retrasados. Cuando estuvimos todos, el autobús inició las cuatro horas de viaje que nos llevarían al noreste; a Masuria, la Región de los Mil Lagos.
Al salir de Varsovia el Vístula, amenazando con salirse de madre. Y después prados y más prados, bosques y más bosques, lagos y más lagos; Polonia es un inmenso campo de golf con crucifijos e imágenes de Nuestra Señora en cada esquina. Llegados a Wierzba, los nervios del encuentro con estudiantes de todas partes; y el reencuentro con los de Alemania y los dos suecos. Y una española, que finalmente no era yo el único. Y las ganas de aprender... Pero eso, ya, mañana.
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