23/11/14

Curiosidad parduzca

El Manzanares más otoñal...
 Mentiría como un bellaco si no reconociese que uno de los principales motivos por los que quería conocer a Víctor, un amigo francés que hizo Vero en los campamentos de verano en Camboya y que ha venido este fin de semana de visita, era saber qué pinta podría tener el hijo de un nigeriano y una camboyana, pues tal es la ascendencia del susodicho... Pero además el encuentro tuvo lugar en un marco tremendamente agradable: echamos la mañana los cuatro (se nos unió Edyta, una doctoranda polaca de estancia en la Facultad durante tres meses) dando una vuelta por El Pardo, disfrutando de los colores de la estación bajo un sol casi de manga corta.

El Pardo desde el convento de los capuchinos
Los bichos grandes son de mucha ayuda para que esta gente para la que salir al campo es una actividad relativamente exótica se vuelva a casa contenta, y El Pardo para esto es un valor casi seguro: cuando ya llevábamos vistos los "big five" locales (ciervo, gamo, jabalí y buitres negro y lenonado), sumamos en el mirador de arriba un bonus track: águila imperial. De todos modos, el bicho preferido de ambos fue uno mucho más pequeño, pero muy colorido: el martín pescador.

 Estos dos, que llevan por El Pardo algunos meses sin que nadie sepa de dónde han salido, también eran bastante big. No son los únicos bichos exóticos que vimos, pues éstos y a las omnipresentes cotorras argentinas se les sumó también un visón al que vimos fugazmente... como fugazmente vos también un avetorillo, el que más gracia nos hizo a Vero y a mí.

Y ea, aquí tenéis, en carne y hueso, la respuesta a la pregunta que os estabais haciendo desde que empezasteis a leer esta entrada...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por esa imprescindible colaboracion en este finde bonito!! ;)
Vero

Antón Pérez dijo...

Gracias a ti, que has sido la principal "responsable"